En el mensaje “Venceremos” fuimos animados a tomarnos de la mano de Jesús cuando nuestras fuerzas se desvanecen y estemos cansados. Vimos que nuestra continua fe (no nuestra fuerza) nos asegura que dominaremos y recibiremos el regalo de la vida eterna. Podemos tener un gran consuelo sabiendo que Jesús nos lleva y que no nos dejará caer; pero también debemos recordar que no nacimos en Su familia para ser llevados por siempre: “los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas; volarán como las águilas” (Isaías 40:31). Mientras nos acercamos a Dios a través de tiempos de quietud dedicados a la oración, El RENOVARA nuestras fuerzas; y cuando lo haga, debemos nuevamente marchar hacia la batalla.
A menudo nos olvidamos que hay una guerra a nuestro alrededor. Tendemos a volvernos pasivos porque realmente no vemos la batalla. No hay anuncios oficiales de las fuerzas enemigas ni tampoco noticias de las victimas. Pero no nos equivoquemos… ¡es una guerra!
Efesios 6:12
“Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.”
Tan cierto como que hay un Dios que dio a Su Hijo para morir por nuestros pecados, hay también un diablo y fuerzas espirituales haciendo la batalla. La buena noticia es que conocemos el resultado de esa guerra: “El diablo, que los había engañado, será arrojado al lago de fuego y azufre” (Apocalipsis 20:10).
El final del diablo es certero; pero mientras tanto, el está en la misión de llevarse con el a tantos como pueda; “Aquel cuyo nombre no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego” (Apocalipsis 20:15). Las apuestas en esta guerra son altas. El enemigo continúa atacando y se regocija cuando creemos que hemos sido derrotados.
¡Pero NO estamos vencidos! Podemos perder el enfoque; podemos distraernos de lo que es realmente importante y confiar en cosas que se desvanecen; podemos experimentar tiempos de temor y duda; ¡pero definitivamente no estamos vencidos! El camino a la victoria ha sido puesto a nuestros pies. Comienza con nuestro próximo paso de determinación de acercarnos a Dios y amarle con todo nuestro corazón.
¡Mientras nuestra fuerza regresa (porque regresará), debemos levantar la palabra de Dios y convertirnos en soldados! Hay muchos a nuestro alrededor con heridas profundas que están literalmente muriendo por ayuda. No nos conformemos con sentarnos en las banquetas o ser cargados por siempre. Presentemos nuestras vidas a Dios y permitámosle trabajar a través de nosotros para animar a otros en su camino y compartir la esperanza de Jesús con quien sea que pase por nuestro camino. Re-dediquemos nuestras vidas a una fe sin compromiso y una vez más, ¡únete a la batalla!
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios
Estan Lindo sus mensaje sus Eseñansas,por sus Ispiracion.
Dios te bendiga.
Juan desde Bolivia.