Cuando Samuel llegó a ser muy viejo para ser un juez efectivo, los lideres de Israel pidieron un nuevo tipo de líder; “Mejor danos un rey que nos gobierne, como lo tienen todas las naciones” (1 Samuel 8:5). Esta petición fue realmente una indicación del triste deterioro del pueblo de Dios. Al pedir un Rey, “como lo tienen todas las naciones,” ellos estaban rechazando el plan de Dios y escogiendo seguir los caminos del mundo.
Dios estaba decepcionado con el corazón de sus hijos; pero les concedió su petición y le dijo a Samuel que ungiera a Saúl como primer Rey de Israel. Saúl era “buen mozo y apuesto como ningún otro israelita, tan alto que los demás apenas le llegaban al hombro” (1 Samuel 9:2). La apariencia externa de Saúl fue una respuesta perfecta a los valores superficiales de la nación.
Cuando Samuel habló con Saúl, el estaba un poco sorprendido de oír que el había sido escogido por Dios: “¿No soy yo de la tribu de Benjamín, que es la más pequeña de Israel? ¿Y no es mi familia la más insignificante de la tribu de Benjamín?” (1 Samuel 9:2). La inseguridad de Saúl era tan grande que cuando llegó la hora de ser oficialmente ungido como Rey, no había un lugar en el que podía ser encontrado.
1 Samuel 10:22
“De modo que volvieron a consultar al Señor: ‘¿Ha venido aquí ese hombre?’ Sí respondió el Señor, pero se ha escondido entre el equipaje.”
Aunque Saúl cometió muchos errores como Rey, no debemos olvidar que él fue específicamente escogido por Dios y autorizado para hacer Su voluntad. Pero Saúl vivía con un gran sentido de incapacidad y nunca fue capaz de dirigir efectivamente. El continuamente se apartaba de la voluntad de Dios porque su enfoque estaba en sus propias limitaciones en vez de la ilimitada habilidad de Aquel quién lo llamó a servir.
Cada uno de nosotros que entra a una relación con Jesucristo como Señor y Salvador también hemos sido escogidos para hacer Su voluntad – habilitado por Su Espíritu para cumplir todo que El desea para nuestras vidas; “Su divino poder…nos ha concedido todas las cosas que necesitamos” (2 Pedro 1:3). Desafortunadamente, la mayoría de nosotros empezamos esta relación cargando equipaje de nuestro pasado que nos agobia y que estorba nuestra habilidad de servir.
¿Que equipaje estamos todavía cargando o usando para escondernos del llamado de Dios? Puede haber pecados y fracasos en nuestro pasado (o aun muy recientes) que nos hacen sentir indignos para servir. Probablemente estamos cargando el dolor y desconfianza de una relación destrozada. Quizá hicimos un intento sincero de servir pero tomamos unos pasos equivocados y caímos. Pero NADA debe de impedirnos hacer Su voluntad. Nada debe de impedirnos seguirle adonde nosotros sabemos que El nos está dirigiendo. Confiemos en El con todo nuestro corazón y respondamos a Su llamado ahora. Mantengamos nuestros ojos en Cristo y dejemos de escondernos entre el equipaje.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios
Cuánto me a edificado este artículo…como escrito especialmente para mi, lo que e vivido y lo que estoy pasando…Dios me fortalezca para no esconderme más de hacer su voluntad sirviendo a aquel que me llamó con real y específico propósito….Dios le bendiga grandemente!!!