En los años finales del reinado del sur de Israel, Dios advirtió que El usaría al rey de Babilonia para disciplinar a la gente a menos que regresaran a El con un corazón de adoración. La gente no se arrepintió y la invasión a Jerusalén comenzó.
Ezequiel fue un profeta para aquellos tomados cautivos durante los ataques de los Babilonios. A través de Ezequiel, Dios explicó porqué El estaba permitiendo que Jerusalén fuera destruida. El dijo que la gente se había rebelado y desviado lejos del rumbo; pero Su enojo parecía dirigido a los lideres que fallaron en señalar el camino: “{Sus sacerdotes} violaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio” (Ezequiel 22:26). Adicionalmente, Dios dijo que los profetas estaban cubriendo los pecados de los sacerdotes; “Y sus profetas recubrían con lodo suelto, profetizándoles vanidad y adivinándoles mentira” (Ezequiel 22:28).
Dios buscó, pero no encontró a ninguno que estuviera dispuesto a conducir a la gente hacia una vida de pureza y santa adoración – una vida que reconociera a Dios como Señor de TODO y que orara sin cesar por Su guía y protección.
Ezequiel 22:30-31
“Busqué entre ellos un hombre que levantara una muralla y que se pusiera en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyera; pero no lo hallé. Por tanto, derramé sobre ellos mi ira. Con el ardor de mi ira los consumí.”
Como en los días de Ezequiel, muros Espirituales se están desmoronando a nuestro alrededor. Nosotros hemos maquillado el pecado en el nombre de tolerancia, y hemos perdido la pasión por la santidad y adoración en medio del afán del materialismo y avance secular. Y trágicamente, muchas de nuestras iglesias están lleno de compromiso y están fallando en señalar el camino hacia la verdad. El resultado es muchas vidas llenas con vacíos Espirituales – áreas vulnerables para graves ataques del enemigo.
Nosotros debemos reparar nuestras propias paredes a través del arrepentimiento, perdón, y acercamiento diario a la presencia de Dios. Pero también debemos buscar las “brechas” en las paredes de los que nos rodean y comprometernos a mantenerse firmes en oración, ánimo, y tiempo, hasta que la fuerza regrese y las paredes sean reparadas. Debemos vivir sin compromiso y fielmente señalar el camino hacia la verdadera adoración y una vida que glorifique a Dios en todo lo que hacemos.
Debemos continuar manteniendonos en la brecha por el tiempo que tome ser restaurada una amistad, la fuerza del pastor ser renovada, el corazón de un ser querido ser transformado, o para que la vida de un hijo pródigo regrese. Las palabras de Dios a través de Ezequiel fueron severas; pero Dios no se dió por vencido con la gente hasta que la gente se rindieron los unos a los otros. No es demasiado tarde si continuamos señalando el camino; aún hay esperanza si nos paramos firmes en la brecha.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios