Para Que El Mundo Reconozca

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En el mensaje “La Mente de Cristo” consideramos nuestro llamado de caminar de acuerdo a la nueva vida que se nos ha dado. Después vimos varios aspectos de la vida de Jesús como un solido ejemplo a seguir. Vimos Su deseo de servir y glorificar al Padre; pero probablemente los aspectos más desafiantes de la vida de Jesús fue Su habilidad para perdonar; “Padre –dijo Jesús–, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:24).

El caminar de un Cristiano es un proceso de por vida de transformación a la semejanza de Jesús. Este proceso nos acerca continuamente a Dios y tangiblemente muestra al mundo el mensaje del evangelio. No hay una demostración más clara de un corazón transformado y del verdadero amor por Cristo que cuando nos perdonamos los unos a los otros. El simple hecho de que es tan difícil, hace del perdón una luz ardiente en un mundo oscuro y agonizante. La unidad obtenida a través del perdón ocasiona que el mundo se acerque a Cristo.

Juan 17:23
“Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.”

Estar unidos nunca es un llamado a comprometer las verdades esenciales del evangelio; pero es un claro llamado a poner a lado nuestras peleas sobre temas triviales y arrancar todos nuestros celos, envidia y uno de los más grandes demonios conocidos por el hombre…el orgullo! El orgullo mantiene a más personas separadas de Dios y más relaciones encerradas en la falta de perdón que ningún otro pecado.

El continuo perdón demuestra el evangelio porque requiere que honestamente enfrentemos nuestro orgullo, poner nuestra confianza en Dios y caminar en absoluta humildad. El perdón no es algo que nosotros podemos hacer en nuestras propias fuerzas. Cuando hemos sido heridos, tratados injustamente, e incomprendidos, nuestro orgullo quiere que las cosas sean “igualitarias” – demandamos que la otra persona confiese, se arrepienta y se incline a besar NUESTROS pies. El verdadero perdón de otros nos trae de regreso a la cruz donde debemos confesar la fealdad de nuestro corazón, reconocer nuestra necesidad de Su perdón, y, de nuevo separarnos del trono.

El continuo perdón requiere una diaria crucifixión de nuestro ego carnal y lleno de orgullo, y una sumisión al liderazgo del Espíritu Santo. Requiere una completa confianza en nuestro Padre Celestial para continuar el proceso que El ha comenzado en nuestra vida y trabajar por completo en la vida de otros de acuerdo a su tiempo perfecto. Esta es la vida que definitivamente brilla y hace que el mundo lo note.

Demos una nueva mirada a cualquier falta de perdón y determinemos de una vez y para siempre darselo al Señor. Glorifiquemos a nuestro Padre y volvámonos un ejemplo viviente del evangelio. Vivamos en unidad a través del amor y el perdón…para que el mundo reconozca!

Tenga un Dia Centrado en Cristo!

Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios

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