Cuando Dios sacó a Moisés y el pueblo de Israel de Egipto, El tuvo muchas lecciones para enseñarles. Durante el viaje a la tierra prometida, Dios enseñó a Su pueblo escogido acerca de vivir una vida de adoración y santidad; pero especialmente les enseñó acerca de la necesidad de obediencia y confianza.
Aunque frecuentemente referimos a los cuarenta años que pasaba en el desierto como un tiempo de vagancia, su movimiento era cuidadosamente calculado. Dios dio instrucciones a través de una nube que asentaba sobre el tabernáculo. La nube apareció como una nube normal durante el día, y durante “la noche cobró apariencia de fuego” (Números 9:15). El movimiento del pueblo fue dirigido por el movimiento de la nube.
“Aunque la nube reposara sobre el santuario un par de días, un mes o más tiempo, los israelitas se quedaban en el campamento y no partían; pero cuando se levantaba, se ponían en marcha. Cuando el Señor así lo indicaba, los israelitas acampaban o se ponían en marcha.”
Durante esos cuarenta años, Dios enseñó una generación completa de la importancia de buscarle a El por su dirección diaria. Cuando armaron el campamento, no sabían por cuanto tiempo iban a quedar; y cuando comenzaron a mover, no sabían a donde iban ni por cuanto tiempo iban a viajar. La importancia del viaje estaba en las lecciones de obediencia y confianza – y en aprender como seguir la guianza de Dios – no en los pasos actuales que tomaron en el camino.
Hoy en día, nosotros también estamos tomando un viaje a la tierra prometida, y Dios todavía tiene muchas lecciones para enseñarnos – lecciones de alabanza, santidad, confianza, y obediencia. Quizás no tenemos el beneficio de una nube, pero si escuchamos cuidadosamente, podemos todavía “oír” Su dirección. El mismo Dios que dirigió a los Israelitas esta dirigiéndonos hoy, y El anhela para que confiémosle a El y que seguimos en obediencia.
Una de nuestras lecciones mas difícil es entender que Dios no necesita que nos movamos, ni necesita que nos quedemos. Dios se va a lograr TODO lo que El desea con o sin nuestra asistencia. Pero El nos invita a unirnos con El y testificar del mover poderoso de Su mano. El nos invita a seguirle.
Nuestro Padre es capaz de dirigir nuestros pasos mucho mejor que nosotros mismos (otra lección difícil). Debemos aprender a escuchar por Su guianza, acercándonos a El y viviendo en Su presencia. Entonces, si El dice movernos o quedarnos, tenemos que confiar en El con todo nuestro corazón y obedientemente mover al mandato de Dios.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios