Pronto después de la muerte de José y sus hermanos, los descendientes de Israel fueron llevados a la esclavitud Egipcia. Por varios cientos de años los Egipcios oprimieron en gran manera a los Israelitas: “Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel. Y los egipcios hicieron servir a los hijos de Israel con dureza” (Éxodo 1:12-13).
Dios escuchó las oraciones de los Israelitas y respondió llamando a Moisés para conducir a la gente a la libertad: “Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel” (Éxodo 3:10). Moisés sintió inadecuado contestar al llamado de Dios y comenzó a decirle que quizás El había elegido a la persona equivocada para asumir ese liderazgo; “¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?” (Éxodo 3:11).
En este momento, Dios pudo haberle dado a Moisés un discurso motivacional apuntando a construir la confianza en si mismo. El pudo haber dicho a Moisés de su gran potencial, animarlo a pensar más positivamente y ser más seguro. Pero la escasa confianza en si mismo de Moisés realmente lo hacia ideal para la tarea. Moisés necesitaría confiar en Dios, no en su propio entendimiento, con absolutamente cada paso que tomó. Pero había una verdad que Moisés aún necesitaba recibir.
Éxodo 3:12
“Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo.”
La única cosa que Moisés necesitaba para creer con todo su corazón era que no estaba solo – el necesitaba verdaderamente comprender que Dios estaría a su lado.
Cuando Jesús habló sus mandamientos finales, El dijo, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19). Jesús no necesitó recordar a Sus seguidores como presentar el mensaje del evangelio o como combatir el desaliento – El simplemente dijo, “Y les aseguro que estaré con ustedes siempre” (Mateo 28:20).
Cuando respondemos al llamado de Dios, podemos estar seguros que tenemos (o nos será dada) la habilidad adecuada. Dios NUNCA llama sin proveer las herramientas para cumplir todo en Su plan. Pero aún con todas las herramientas, frecuentemente nos llenamos de dudas y temores – incertidumbre sobre nuestro próximo paso. Y aún así, DAREMOS el paso. Iremos por el camino del mundo o confiaremos en Dios y caminaremos en fe.
Ahora, como con cada día, debemos hacer una decisión. Mientras elegimos que camino seguir, recordemos que nuestro Padre Celestial está a nuestro lado para amarnos y guiarnos a lo largo de Su camino. Recordemos que El nos ha llamado, equipado, y dado Su promesa: “Yo estaré siempre contigo!”
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios