Ahitofel era un consejero muy estimado del Rey David; “Y el consejo que daba Ahitofel en aquellos días, era como si se consultase la palabra de Dios” (2 Samuel 16:23). Pero cuando el hijo de David, Absalón reveló y buscó convertirse en el nuevo rey, Ahitofel se unió con Absalón. Ahitofel tenía razones para estar molesto con David; el era el abuelo de Betsabe y había visto a David violar a su nieta y asesinar a su esposo (2 Samuel 11).
En su enojo Ahitofel aconsejó a Absalón como derrotar a David, pero Dios tenía otros planes; “Porque Jehová había ordenado que el acertado consejo de Ahitofel se frustrara, para que Jehová hiciese venir el mal sobre Absalón” (2 Samuel 17:14). Cuando Absalón siguió a otro consejero, Ahitofel tomó el rechazo de forma muy personal.
2 Samuel 17:23
“Pero Ahitofel, viendo que no se había seguido su consejo, enalbardó su asno, y se levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó, y así murió, y fue sepultado en el sepulcro de su padre.”
Ahitofel en un tiempo estuvo cerca de Dios y fue usado por muchos años para dar dirección de Dios. Pero en un punto en su ministerio Ahitofel comenzó a apoderarse de su ministerio. El determinó su propio valor en base de los resultados de su ministerio y comenzó a usar sus dones para sus propios propósitos. Cuando su mensaje ya no era confiable y su ministerio no iba en la dirección que el deseaba, su propio valor decayó y encontró que no tenía más razones para continuar.
Dios ha llamado a cada uno a ser Su mensajero y nos ha dado el ministerio de compartir el Evangelio; “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros” (2 Corintios 5:20). Algunos son llamados a predicar un mensaje de esperanza a una gran congregación. Otros han sido llamados a instruir un pequeño grupo o a animar a una persona…¡pero todos hemos sido llamados!
Nunca somos responsables por el resultado de un ministerio, solo por la obediencia de fielmente pronunciar Su mensaje. Dios se mantiene en control de todos y cada uno de los resultados: “así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:11). Mientras caminamos en obediencia, Su propósito (no el nuestro) se cumplirá.
Nunca debemos perder de vista a Quien nos llamó a servirle. Nuestro valor está en ser un hijo de Dios, no en los elogios que recibimos, ni en lo que podemos lograr. Debemos continuar siendo mensajeros obedientes que proclaman las Buenas Nuevas, enseñar la verdad, y dar ánimos en cada oportunidad. Y cuando estemos desanimados revisemos nuestro enfoque y siempre recordemos…este es Su mensaje y Su Ministerio.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios