Solamente necesitaba cuatro pequeños ladrillos para terminar el proyecto. Nada especial, solamente cuatro ladrillos. Después de considerar la selección, decidí por un ladrillo bonito, negro carbón, que costaba un poco mas del ladrillo rojo típico. La tienda estaba muy ocupado con varias largas colas de clientes determinados a cumplir sus proyectos antes del final del día. Escogí una cola y esperé my turno.
Las colas se movían lentamente y sentía que hubo una tensión impaciente alrededor de mi. Cuando tocó mi turno a pagar, el cajero rápidamente calculó el precio total y recibió mi dinero. Mientras que recibí mi cambio, sentí que algo estaba mal. Mientras caminaba hacia la puerta, sabía que me había cobrado un precio mas barato.
Mi mente sabía que un error ocurrió, pero mis pies seguían por la puerta y hacia mi carro. Yo sabía que debía haber revelado el error, pero comencé a justificar mi inacción: “No quiero hacer esperar los otros en la cola mientras que corrigen el error!” “El error es pequeño – un poco mas del valor de unos dulces.” “La ganancia de todos mis otras compras durante todo el año seguramente hacen la diferencia de esta pequeña perdida.” Es sorprendente que tan facil era encontrar razones para seguir caminando.
Afortunadamente, mi conciencia comenzó a pelear en contra de mi razonamiento; y antes de llegar a mi carro, esa pequeña voz interna estaba gritando que corrigiera el error – y AHORA! Regresé a la tienda, esperé en otra cola, les explique el error, y pague la diferencia. Mi conciencia no ha sido siempre tan sensible – y confieso, no es siempre tan sensible ahora – pero este día era sensible y doy gloria a Dios!
Hechos 24:16
“En todo esto procuro conservar siempre limpia mi conciencia delante de Dios y de los hombres.”
Dios nos ha creado todos con una conciencia muy dentro de nuestro alma. A una edad muy joven nuestra conciencia nos ayuda maniobrar el camino complejo del bien y del mal. Y cuando confiamos en Jesús por el perdón de los pecados, se nos da el Espíritu Santo quien enciende nuestra conciencia y quien nos guía hacia la presencia de Dios y una vida de santidad.
Pero cuando ignoramos la guianza del Espíritu Santo, nuestra conciencia poco a poco se quema. Las quemaduras normalmente empiecen pequeños – un mentira pequeña, una pequeña decepción – pero al pasar el tiempo, nuestra conciencia se puede llegar a ser muy “encallecida” (1 Timoteo 4:2). Y después, cuando se necesita durante un momento de tentación, no habrá esa “voz interna” que nos guarde de la caída. Nuestra conciencia es un precioso regalo, y es difícil creer que casi dañe tal regalo por el precio de algunos dulces.
¿Es nuestra conciencia sensible a la guianza del Espíritu, o ha sido encallecido? Vivamos para que cada área de nuestras vidas trae gloria y honor a Dios. En TODO lo que hacemos, escuchemos atentamente, obedezcamos completamente, y protejamos el maravilloso regalo de Dios mientras luchamos en mantener una conciencia limpia.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios