En el mensaje “Semilla Incorruptible” vimos nuestra necesidad de plantar un mensaje de verdad; “que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). La Palabra de Dios es clara: solo aquellos que han nacido del Espíritu por gracia, a través de la fe en Jesucristo, tendrán la vida eterna en la presencia de Dios. Pero algo tan importante como la vida eterna pide otra pregunta: ¿como sabemos cuando hemos nacido de nuevo?
1 Juan 5:11-13
“Y el testimonio es éste: que Dios nos ha dado vida eterna, y esa vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida. Les escribo estas cosas a ustedes que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.”
Juan escribió esta carta para definir los cambios que deben tomar lugar en la vida de un Cristiano. Los creyentes comprendieron que “todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Sabían que “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). Se les habían dicho la importancia de volverse de su pecado; “arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19), y claramente comprendieron el significado de la muerte de Jesús en la cruz; “Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia” (Romanos 3:25).
Los creyentes sabían que fue a través de la fe en el sacrificio de Jesús que fueron perdonados y transformados por el Espíritu Santo; pero, aunque ellos conocieron el proceso, aún lucharon por saber si fueron salvos.
Juan proveyó varias indicaciones de una vida de verdaderos creyentes en Jesús. El dijo que aquellos que son nacidos de nuevo obedecerán los mandamientos de Dios (1 Juan 2:3-5), y no continuarán viviendo en pecado (1 Juan 3:9). El dijo que la vida de un nacido de nuevo se caracteriza por el amor: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte” (1 Juan 3:14). Juan también dijo que nuestro amor no debía ser solo palabra, “sino de hecho y en verdad” (1 Juan 3:18).
La transformación después de nacer de nuevo occurre en nuestro corazón y espíritu, pero Juan esta diciendo que transformarse en una nueva criatura debe resultar en un cambio. No somos lo mismo! Y aunque el crecimiento de nuevas criaturas puede ser dolorosamente lento, después que pase el tiempo, debe ver alguna forma de fruto – toda criatura saludable crece!
Si los signos de ser nacidos de nuevo no se encuentran, no podemos sencillamente esforzarnos más. Esforzarse nunca produce la vida eterna. En lugar de eso debemos regresar a la cruz y considerar de nuevo la oscuridad de nuestros pecados y el brillo de Su amor; “le amamos porque El nos amo primero” (1 Juan 4:9). Solo en la cruz esta el perdón y el poder transformador que nos lleva a la vida eterna. Recibamos verdaderamente el perdón ofrecido a través de la fe en Jesús y vivamos una vida con la seguridad victoriosa que hemos sido nacidos de nuevo. Confiemos en la verdad de Su Palabra, que ha sido puesto en nuestras manos…para que nosotros sepamos.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios