Durante los tres cortos años del ministerio de Jesús en la tierra, El realizó muchos milagros y predicó a grupos grandes y pequeños. Pero el momento de gran aceptación vino la semana antes que Jesús fuera crucificado cuando entraba en Jerusalén montando un burro. Se habían reunido muchos de toda Israel preparandose para la Pascua; “tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: !!Hosanna!! !Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!” (Juan 12:13).
Muchos podrían ver esto como el punto más alto de Su ministerio. El había ganado muchos perseguidores y la gente aún lo proclamaba como el nuevo rey de Israel. Pero Jesús sabía que esta no era la voluntad de Su Padre. Jesús vino por un propósito mucho más grande que ser un rey temporal; El vino por una gloria eterna que requería de Su muerte.
Juan 12:24
“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”
Jesús habló estas palabras en relación a Su sacrificio en la cruz, el cual ocurriría en unos días más, pero Su mensaje de muerte fue también con intención de llegar a nosotros ahora. Obviamente El no estaba diciendo que todos debemos ser crucificados físicamente, pero Jesús ESTA diciendo que debemos experimentar una muerte; “Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 16:25). Pablo explicó esto aún más directamente; “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría” (Colosense 3:5).
Nuestra naturaleza terrenal es hogar para todos nuestros deseos pecaminosos, pero es también la fuente de todas las ambiciones y sueños no formados por Dios. Cuando nos aferramos fuertemente a nuestros sueños y nos manejan (o manejan a otros) por nuestras propias ambiciones, estrangulamos lo que Dios desea cumplir y nunca vemos el potencial completo de Cristo – nunca vemos la vida abundante que Dios desea que vivamos.
Tenemos una tendencia a soñar y hacer planes, y luego invertimos nuestro tiempo y energía persiguiendo el sueño en lugar de perseguir a Cristo. Aún nuestro sueño puede parecer de Dios – podemos esforzarnos por un ministerio dinámico o por hijos que aman y siguen a Cristo – pero hasta que permitimos que TODO dentro de nosotros muera y sea reemplazado por el amor de Dios, nunca experimentaremos lo mejor de El ni seremos testigos de sus frutos mas lindos; “y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí;” (Gálatas 2:20).
Permitamos que los planes de Cristo reinen con supremacía absoluta. Fuimos creados para muchos más de lo que podemos imaginar! Despojémonos de todo pecado y dejemoslo TODO lo que valoramos a Sus pies. El resucitará todo lo que El desee que sea santo y glorifique Su nombre, pero primero tenemos que resolver dejarlo morir.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios