Mientras continuamos en el camino de Dios de la santificación, siendo “transformados en Su misma imagen” (2 Corintios 3:18), pasando de la leche a los alimentos sólidos (Hebreos 5:12), y creciendo en gracia y en “conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Colosenses 1:9), es prudente regresar a lo básico de nuestra fe. Mientras aprendemos más de nuestro Padre Celestial y ponderamos Sus “profundas verdades,” nunca debemos olvidar que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). La verdad de toda la escritura es que Dios nos ama y nos está invitando a unirnos a El por toda la eternidad.
El Apóstol Pedro comprendió la importancia de lo fundamental. El escribió su segunda carta para advertirnos de las enseñanzas falsas y para recordarnos que, mientras caminamos en fe, contamos con las herramientas necesarias para cumplir con lo que Dios quiere para nuestra vida; “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder” (2 Pedro 1:3).
Cuando ponemos nuestra confianza en Jesús para el perdón de nuestros pecados, recibimos todo lo que necesitamos para una vida victoriosa; “para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:4). El verdadero reto del caminar Cristiano no es adquirir nuevos y “mejores” regalos, sino aprender como utilizar mejor lo que ya hemos recibido.
Pedro también quería que recodáramos que la Salvación no es el final de nuestro viaje; por el contrario, es el comienzo de un largo y maravilloso caminar que comienza en fe y crece acercandose a Cristo. Puesto que se nos ha dado semejante regalo, deberíamos poner “toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor” (2 Pedro 1:5-7). Debemos continuar creciendo de tal forma que el resultado final – la más alta calidad de nuestra vida Cristiana – sea el amor!
Pedro creyó que estas eran las verdades fundamentales, pero verdades que era necesario repetir a menudo!
2 Pedro 1:12-13
“Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación.”
Para garantizar que no nos extraviamos hacia caminos llenos de esfuerzos propios y auto valoración, o tropezamos en las tentaciones mundanas de corrupción y los malos deseos, debemos continuamente retornar al punto de partida de nuestra fe. Todo lo que hacemos debe ser dirigido por Dios y complementado con las herramientas que El ha provisto. Profundicemos en cada oportunidad, pero mantengámonos amorosamente a Su lado y siempre recordemos lo básico.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios