En los últimos dos mensajes, hemos considerado la forma en que Pedro respondió al llamado de Jesús: “Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús” (Mateo 14:29). Vimos como Pedro necesitaba de gran fe para salir del bote, aunque su fe rapidamente se desvanecia “al ver el fuerte viento” (Mateo 14:30). Pero también vimos que antes que pudiera salir Pedro de la barca, el necesitaba primero escuchar y reconocer el claro llamado de Dios; “Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas” (Mateo 14:28).
No fue solamente fe que permitió a Pedro caminar sobre el agua, sino tuvo que aplicar su fe al llamado de Jesús. Era Jesús quien proveyó una firme fundación debajo de los pies de Pedro mientras caminaba. Pedro no tuvo un don especial para caminar sobre agua – él simplemente oyó el llamado y obedeció en fe.
Si Pedro hubiera navegado en ese mismo lugar al día siguiente y hubiera salido de la barca sin ser llamado, se hubiera hundido como una piedra – garantizado! Pedro no hubiera podido mandar al agua que lo sostuviera ni “reclamar” una sólida fundación para Sus pies. Su fe no lo hubiera mantenido sobre el agua ni por una fracción de segundo. Su “éxito” en el agua no se debió tanto a la magnitud de su fe como lo fue el escuchar apropiadamente y después aplicar su fe al llamado de Jesús.
Juan 10:27
“Mis ovejas oyen Mi voz, y yo las conozco, y Me siguen.”
Parece que pasamos mucho de nuestra vida vagando sin dirección, pero es el deseo de Dios que sigamos de cerca a Su Hijo; “va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz” (Juan 10:4). ¿Realmente conocemos su voz? ¿Con cuanta frecuencia apartamos tiempo para escuchar? Si solo ocasionalmente escuchamos la voz de nuestro Señor, como vamos a reconocer Su llamado? Vivimos en un mundo tan lleno de distracciones que no debemos esperar hasta la crisis de una tormenta. Si no hemos aprendido a filtrar los ruidos del mundo, el llamado de Dios se perderá entre las olas que chocan.
Debemos de pasar tiempo alejados del “ruido” donde podamos estar solos con Dios y aprender a reconocer Su voz. Debemos establecer tiempos de quietud para leer Su Palabra y hablar con El en oración; “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Mientras meditamos en la verdad de Su Palabra y oramos por entendimiento, nuestro filtro Espiritual se va a sintonizar. Luego, cuando entramos a la tormenta, el ruido todavía podrá rodearnos, pero nuestro filtro permitirá la entrada de una sola voz.
Desarrollemos la disciplina de escuchar con la habilidad Espiritual de filtrar y reconocer la voz de Dios. Nuestra fe va a ser suficiente para responder – suficientemente fuerte para caminar – pero primero debemos ser capaces de escuchar su llamado.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios