En el mensaje “Perdonar Como El Perdonó” vimos que nuestro perdón para otros debería estar basado en reconocer la magnitud de perdón que se nos ha dado a través de la fe en Jesús. Un verdadero entendimiento de la misericordia de Dios hacia nosotros, nos obliga a ser misericordiosos con los demás. Pero aún, el perdón se mantiene difícil y de alguna forma ambiguo. Algunas heridas duran taaaaanto tiempo!
Existen algunos hoy en dia tratando de perdonar abusadores de niños, asesinos, conyugues infieles, y una lista larga de dolores emocionales y físicos. He visto relaciones que han acumulado con los años pequeñas heridas y ahora sola queda un desastre de dolor. ¿Como perdonamos verdaderamente cuando duele tanto? ¿Donde empezamos? ¿Y como sabemos cuando hemos perdonado correctamente?
Efesios 4:31-32
“Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia. Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.”
Todo perdón comienza con la creencia que Dios desea que perdonemos en toda situación; “pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6:15). Si somos incapaces o no tenemos la voluntad de perdonar, tenemos que pasar mas tiempo refleccionando en el perdón de Cristo. ¿Entendemos verdaderamente? ¿Creemos verdaderamente? Nuestra capacidad de perdonar identifica nuestro enfoque: es nuestra prioridad en Cristo o en nuestras propias necesidades y deseos…heridas y dolores?
Pero perdonar no es simplemente decir las palabras “Te perdono.” En vez, perdonar es cancelar la deuda emocional que mantenemos hacia otra persona. Significa que podemos amar y fervientemente orar por bendiciones en la vida de esa persona; “Amad a vuestros enemigos y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44). Deberíamos ser capaces de pensar acerca de la otra persona sin amargura, rabia o enojo. Deberíamos poder orar por el crecimiento de sus ministerios o negocios, más paz en sus familias y una relación más cercana con Jesús. Es maravilloso cuanta sanidad toma lugar en nuestro corazón cuando oramos por aquellos que nos han causado dolor.
Sin embargo, perdón no necesariamente significa que una relación tiene que continuar como si la herida nunca se hizo. Nuestro corazón debe ser libre de todo enojo y amargura – podríamos orar seriamente por la otra persona quien nos causó dolor – y aún, no confiar o disfrutar más de su compañía. Mi perdón por una persona que ha abusado de menores no implica que yo deba confiar y dejar a mis hijos a su cuidado. Yo puedo amar con el amor de Cristo y orar sin enojo y simultáneamente guardar mi cuerpo físico y mi corazón emocional y espiritual. Debemos confiar en Dios para guiar nuestros pasos en esta area.
Es desafortunado, pero la mayoría de nosotros estamos ahora cargando amarguras hacia otras personas. Estos agobios emocionales no deberían continuar en el corazón de un Hijo de Dios – y el único camino para liberarlos es a través de la puerta del perdón. Pidamosle a Dios que purifique nuestros corazones. Reenfoquemonos en la cruz y liberemos nuestros cargas a El. Honremos nuestro Padre mostrando al mundo lo que significa perdonar.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios