La vida de un soldado en la guerra es difícil. Viven bajo una constante amenaza de ataque. Cada día tiene que prepararse para la batalla. Cada día ellos deben asegurarse que están vestidos apropiadamente para enfrentar al enemigo.
En un sentido muy real, TODOS estamos en guerra! Cada hijo de Dios enfrentamos un enemigo que esta determinado a entablarnos en una batalla cada día. Estas batallas no se van a ver como las que vemos en reportajes o las que vemos con nuestros propios ojos; “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:12). Pero el enemigo que enfrentemos es así de real y los ataques igual de perjudiciales. Muchos se sienten indefensos contra tales ataques – nos sentimos vencidos sin esperanza de victoria – pero Pablo nos dijo como estar apropiadamente vestidos y parados para la batalla.
Efesios 6:14-17
“Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios.”
Si, los ataques van a venir. Pero nosotros no podemos esperar que la batalla se inicie para comenzar a vestirnos y ponernos el equipo. Cada día (sin faltar!)- antes que el enemigo tenga una oportunidad de atacar – debemos “tomar toda la armadura de Dios” (Efesios 6:13).
El cinturón de la verdad nos protege de las mentiras engañosas del enemigo las cuales nos atraen al camino de prioridades mundanas y tentación. La coraza de justicia protege nuestro corazón de sentirse indigno – somos hechos completamente dignos a través de la fe en Jesús (Romanos 3:22). El evangelio de paz en nuestros pies nos prepara para compartir las buenas nuevas e “id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19). Esta es nuestra misión mientras vamos por el mundo.
Nosotros mantenemos el escudo de la fe – la cual es “mucho más preciosa que el oro” (1 Pedro 1:7) – para recordarnos de la fidelidad de Dios en previas batallas y para protejernos de las constantes flechas de temor. El casco de la Salvación protege nuestra mente de las dudas que debilitan – “para que sepáis que tenéis vida eterna” (1 Juan 5:13). Finalmente, levantamos la espada del Espíritu – la Palabra de Dios – y directamente entramos en batalla con el enemigo cuando sea necesario.
El enemigo esta determinado a robarnos el gozo y hacernos inefectivos soldados de Dios. Arruinemos sus planes! Venzamos al enemigo aún antes que el ataque comience, iniciando cada día completamente vestidos para la batalla.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios