En la primavera, el granjero prepara el suelo, planta la semilla, y espera varios días hasta los primeros señales de vida. Muchas semanas pasan antes que unas pocas pulgadas de crecimiento ocurran y muchos meses pasan antes que sea tiempo de cosecha. Mucho trabajo duro y paciencia se pone en cosechar un cultivo generoso.
El suelo de nuestro campo Espiritual es rico, lleno de nutrientes y humedad; y, sea que nos demos cuenta o no, estamos trabajando duro y plantando en nuestro campo espiritual cada día. Dejenme decir eso de nuevo: Cada día que salimos y nos internamos en el mundo estamos sembrando en nuestro campo espiritual. Cualquier cosa que sembramos va a crecer y producir una cosecha de acuerdo a lo que hallamos sembrado.
Gálatas 6:7-9
“Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”
Cada día se nos da la oportunidad de ir al campo y plantar nueva semilla: “Nunca decayeron sus misericordias…Nuevas son cada mañana” (Lamentaciones 3:22-23). También se nos da elección de que semilla plantar. Semillas de fe y perdón son esenciales para nuestra eterna supervivencia. Semillas de esperanza y confianza son necesarias para una vida de paz y contentamiento. Y semillas de amor, pureza, adoración y alabanza que harán nuestros campos hermosos – una ofrenda de olor fragante para el Señor.
Pero hay otro tipo de semilla – las semillas de mentira y decepción, de pasiones mundanas y auto exaltación. Desafortunadamente, una vez estas semillas han sido plantadas, pueden crecer mas fuertes y más rápido que cualquier otra planta. Si se les permite crecer estas semillas pecaminosas crecerán hasta dominar el campo y ahogaran cualquier cosa que nos acerque a Dios: “La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto” (Lucas 8:14).
Hoy es un nuevo día con una nueva oportunidad para sembrar. No debemos cansarnos de sembrar lo que nos acerca a Dios; “todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). Ahora, VAMOS a sembrar – así que sembremos prudentemente!
Sembremos semillas que glorifiquen a nuestro Padre Celestial y honremos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador; y alimentemos nuestro campo con un amor interminable. Sembremos para un campo generoso que este libre de mala hierba mientras abandonamos diariamente nuestra naturaleza pecaminosa y sembramos para complacer al Espíritu.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios