Cuando a Jesús le pidieron identificar el mayor de los mandamientos, El dijo que era “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). ¡Dios quiere TODO nuestro amor! El no tiene ningún deseo de compartir nuestro amor con ninguno de los pequeños “dioses” de este mundo; “Dios es un Dios celoso” (Deuteronomio 4:24).
Darle a Dios la totalidad de nuestro amor requiere que vivamos una vida muy enfocada y santa; “como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir” (1 Pedro 1:15). Nuestro amor debe estar atentamente enfocado en las cosas santas de Dios, en lugar de las cosas corruptibles de este mundo. Cada vez que permitimos que nuestro amor por Dios se mezcle con nuestro amor por el mundo, el amor mundano inicialmente diluye y eventualmente toma por completo todo amor por Dios.
Santiago 3:11-12
“¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.”
¿Estamos tratando de caminar de ambos lados de la cerca? ¿Mantenemos nuestras actividades Cristianas a lado de aquellas que no honran su nombre? ¿Oramos a Dios y discutimos aspectos Bíblicos en algunos días de la semana y codiciamos las cosas del mundo en otros días? Si es así, ¡tengamos cuidado! Lo que no es Dios, pronto tomará control y consumirá por completo lo que hay de Dios en su vida – Y nosotros ni siquiera nos daremos cuenta de lo que esta sucediendo. Si no tenemos cuidado, un día vamos a ver lo que consume nuestra atención y vamos a decir, “¿Como llegué a este lugar en mi vida? ¿Cuando dejé el camino de Dios?”
La buena noticia es que nos ha sido dado el Espíritu Santo como el Gran Purificador. Si hacemos el tiempo para escuchar cuidadosamente, El “él os guiará a toda la verdad” (Juan 16:13). Si nos sometemos Su guía, El se esforzará, examinará cuidadosamente, destilará y nos refinará hasta que lo único que quede sea lo fresco y lo puro.
La pureza no viene de la separación con el mundo, sino de cuanto nuestro corazón esta completamente separado para Dios. Hemos sido plantados entre la mala hierba del mundo y allí estaremos hasta el día de la gran cosecha (Mateo 13:24-30). Pero mientras debemos vivir y ministrar entre las cosas de este mundo, y mientras podemos ciertamente estar agradecidos por algunas de las bendiciones y provisiones que Dios nos da en este mundo, nunca debemos entregar nuestro corazón y adoración a las cosas de este mundo: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él” (1 Juan 2:15).
Jesús nos ha hecho nuevas vasijas y nos ha pedido que llenemos esa vasija con lo que es puro y Santo. Paremos de mezclar el agua fresca con el agua salada, o mezclar devoción por Dios de lo que no lo es. Comprometamos cada área de nuestra vida (sin comprometerse!) a nuestro Padre Celestial y glorifiquemosle con todo lo que hacemos manteniendonos como una vasija de pureza.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios