En el mensaje “La Provisión de Dios” vimos que nuestra limitada fe a menudo restringe nuestras oraciones y con ello limitamos lo que Dios pueda hacer en nuestras vidas. Muchas veces fallamos en pedir porque estamos temerosos de una respuesta negativa; “pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís” (Santiago 4:2). Luego hay tiempos en los que Dios responde, pero nuestra limitada fe rechaza aceptar Su solución. Tenemos la respuesta de Dios y nunca tomamos los pasos necesarios para seguir Su dirección.
Naamán era el comandante del ejército del noreste de Israel. El era un soldado muy exitoso, pero él fue afectado por la lepra. Por sugerencia de una de sus siervas, Naamán viajó a la casa del profeta Eliseo pues podría ser curado.
2 Reyes 5:10-12
“Entonces Eliseo le envió un mensajero, diciendo: Ve y lávate siete veces en el Jordán, y tu carne se te restaurará, y serás limpio. Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. Abaná y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado.”
Naamán era un hombre importante y orgulloso. El estaba ofendido cuando Eliseo envió un mensajero que lo mandó a lavarse en el sucio Jordán! Naamán pensó que había perdido su tiempo, pero una de sus siervas le dijo una simple, pero profunda verdad: “si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: Lávate, y serás limpio?” (2 Reyes 5:13).
Naamán tomó la decisión de obedecer. Se sumergió siete veces en el río Jordán y salió del agua completamente curado.
¿Con que frecuencia nuestra limitada fe o nuestro orgullo nos evitan el ser “curados”? Le pedimos a Dios que sane las áreas quebrantadas de nuestra vida, y el dice; “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:30). Pero en nuestra abundancia de “sabiduría,” concluimos que debe haber más – “algo grande” que nos sanará o dará a nuestra vida un significado. Oramos de nuevo, y Dios simplemente repite; “Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia” (Proverbios 3:5).
Este día haremos una elección. Elegiremos nuestro propio camino el cual permitirá que nuestra “enfermedad” se expanda, o seguiremos la dirección de Dios y seremos limpiados. La verdadera sanidad solo puede comenzar con el regalo gratuito del perdón a través de la fe en Jesús. Una vida con propósito solamente se encuentra en la manera que glorificamos a Dios en todo lo que hacemos. Recibamos Su regalo y vivamos una vida de amorosa obediencia mientras confiamos en El con TODO nuestro corazón. Adorémosle con cada paso y recibamos una cura completa.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios