En el mensaje “Esparcir La Semilla” consideramos nuestro llamado a “esparcir” la Palabra de Dios a tanta gente como podamos sin preocuparnos por la condición del suelo. También vimos como nuestra habilidad o técnica tiene poco que ver con la producción de una cosecha Espiritual; todo crecimiento es por la gracia de Dios y debemos simplemente ser fieles sembradores que plantamos la semilla.
Sin embargo, somos definitivamente responsables por el tipo de semilla que estamos plantando. El engañoso enemigo de este mundo es muy bueno ayudando y animándonos a plantar mala hierba y semillas que nunca dan fruto. No sirve de nada sembrar semillas que no tienen esperanza de germinar y crecer.
Mientras caminamos hacia los campos, debemos recordar que el mensaje de la Salvación de Dios no es acerca de un nuevo grupo de regulaciones; no somos salvos por hacer un esfuerzo extra para vivir de acuerdo a los mandamientos de Dios. Sus mandamientos son una maravillosa guía para el caminar Espiritual, pero nunca terminarán en la transformación que nos identifica como hijos de Dios – nunca producirán vida eterna – y limitamos la cosecha cuando esparcimos tales mensajes!
Cuando Jesús estaba hablando con Nicodemo, El le dijo, “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). El después dijo que este segundo nacimiento no es de la carne sino del Espíritu. Cuando creemos en Jesús para el perdón de nuestros pecados, la gracia de Dios nos da un nacimiento Espiritual como nueva creación; “las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Pedro escribió a aquellos que ya creen en Jesús. Ellos han “nacido de nuevo” y se han vuelto “nuevas creaciones” en Cristo; pero han llegado bajo gran persecución por su fe. Pedro los animó (y a nosotros también) a recordar la naturaleza eterna de nuestro segundo nacimiento.
1 Pedro 1:23
“Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.”
Nuestro primer nacimiento dió como resultado nuestros cuerpos físicos – gloria a Dios! Pero, un día, estas vasijas terrenales en las que vivimos está garantizado que dejarán de funcionar – fuimos nacidos de una semilla corruptible. En contraste, nuestro segundo nacimiento es de una semilla incorruptible – una semilla que da como resultado la vida eterna.
Nunca debemos conformarnos con una “buena” vida ni permitir que nuestro mensaje se detenga por buenos niveles morales y vidas “correctas”. Estas son también semillas corruptibles que desvanecerán y nos llevarán a la muerte. La verdadera vida que es abundante y eterna es solo encontrada a través de la fe en el perdón de Jesucristo. Plantemos un mensaje de nuestra necesidad de ser nacidos de nuevo. Siempre asegurémonos de estar esparciendo semilla incorruptible.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios