Malaquías sirvió como profeta a Israel cerca de cuatrocientos años antes del nacimiento de Jesús. El trajo un mensaje de Dios el cual recordó a las personas de Su amor y los reprendió por la falta de reverencia al adorar. Pero a través de Malaquías, Dios terminó el Antiguo Testamento con una profecía acerca de una futura restauración.
Malaquías 4:5-6
“Yo os envío al profeta Elías antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y castigue la tierra con maldición.”
Solo cuatrocientos años mas tarde, Juan el Bautista, “él es aquel Elías que había de venir” (Mateo 11:14), comenzó a predicar un mensaje de arrepentimiento. El propósito del ministerio de Juan era preparar nuestros corazones para la venida de Jesús; “Preparad el camino del Señor” (Mateo 3:3). Pero según Malaquías, Juan también causaría que los corazones de los padres e hijos se volvieran unos a otros.
Cuando la relación espiritual entre Dios y el hombre fue rota, un vacío básico fue formado en el corazón del hombre que causó una deterioración en su relación terrenal. En el momento que perdimos la habilidad de caminar en perfecta armonía con Dios, también fuimos llenados de egoísmo y orgullo, y perdimos la habilidad de amarnos unos a otros verdaderamente; “Pero si andamos en luz, como él está en luz, {verdaderamente} tenemos comunión unos con otros” (1 Juan 1:7). Caminando cerca de Jesús nos permite caminar cerca de otros; “Nosotros lo amamos a él porque él nos amó primero” (1 Juan 4:19).
Dios nos creó para estar en comunión con otras personas – aún imperfectos, personas difíciles de amar. Nuestros tranquilos y pacibles tiempos de estudio y oración son esenciales para nuestro caminar Cristiano; pero algunas de las mas importantes verdades de Dios solo pueden ser aprendidas de la manera que tropezamos a través de situaciones difíciles con otros. Solo ahí podemos aprender la dificultad de la verdadera gracia y perdón; solo ahí pueden algunos de nuestros mas profundos pecados (como orgullo, celos, e ira) ser revelados.
Muchas relaciones han sido llenas con dolores pasados – particularmente relaciones entre padres e hijos – pero la palabra de Dios todavía se mantiene verdadera. El ha proveído el camino de la restauración; un camino que comienza con arrepentimiento, requiere la limpieza del orgullo pecaminoso, y nos dirige a un corazón lleno con amor y perdón.
¿Con quien debemos de reconciliarnos este día? Obviamente, una restauración total requiere de la cooperación de las dos partes; pero como hijos de Dios, debemos cruzar el desierto y comenzar a enmendar lo que ha sido roto. Jesús murió como sacrificio para el perdón de nuestros pecados a fin de que podamos ser reconciliados con nuestro Padre Celestial. El cruzó la brecha completamente y enmendó nuestros corazones rotos! Caminemos en la luz de Su amor y tomemos los pasos necesarios para reconciliarnos humildemente unos con otros.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios
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