En Enero 2004 corrí un maratón en Phoénix, Arizona. No les voy a exponer algunos de los detalles dolorosos de cómo se acabó mi energía en la milla veinte y como me pasó en la última milla una señora de 65 años. Aprendí muchas lecciones ese día, pero lo que más me impactó fue como los espectadores me ayudaron a correr más rápido y más lejos de lo que pensé que era posible. El curso de 26 millas estuvo rodeado por miles y miles de gente. Nadie con excepción de mi querida familia sabían mi nombre, pero TODOS estaban gritando palabras motivadoras.
Nuestro viaje con el Señor es como un maratón en muchas maneras. Puede ser largo y difícil – habrán tiempos cuando se nos acaben las energías y queramos rendirnos – pero cruzar la meta final será más premiado de lo que podemos imaginar! Y en el transcurso, ciertamente aprenderemos apreciar la motivación que recibimos de la multitud animadora.
Hebreos 12:1
“Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante.”
Este versículo sigue a lo que nosotros nos referimos como la Gran Sala de Fe. Hebreos, capítulo 11, describe mucha gente del Antiguo Testamento quienes fueron renombrados por su fe: Abél, Noé, Abraham, Josué, Moisés, Gedeón, Sansón, David, y muchos más.
Al final de esta lista impresionante, leemos que aunque fueron fieles, “ninguno de ellos vio el cumplimiento de la promesa” (Hebreos 11:39). Su premio estaba postergado hasta la venida de Jesús; “Esto sucedió para que ellos no llegaran a la meta sin nosotros, pues Dios nos había preparado algo mejor” (Hebreos 11:40). Es como si los fieles del pasado ahora están viendo con gran entusiasmo y anticipación, sabiendo que algún día “seremos arrebatados junto con ellos” (1 Tesalonicenses 4:17) para recibir nuestro premio eterno.
Esta nube de testigos ahora también incluye creyentes del Nuevo Testamento así como Cristianos de los últimos 2000 años. También incluye Hermanos y Hermanas quienes nos aman y oran por nosotros hoy en día. Mientras corremos la carrera y a veces nos cansamos – a veces tropezamos y caemos – estos testigos continúan animando y motivando nuestros pasos; Tu puedes, Creo en Ti! Si te caes, yo te ayudaré!!
Podemos correr más rápido y más lejos de lo que pensamos! Si, la carrera es larga y a veces difícil, pero definitivamente no estamos solos. Corramos con una perseverancia renovada; y cuando nos sintamos desalentados, escuchemos el clamor de la Gran Nube de Testigos!
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios
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