En los últimos dos mensajes, hemos considerado la parábola del hijo pródigo. Hemos visto como con frecuencia debemos “Amar tanto como para dejar ir” y confiar que Dios va a continuar la obra que ha comenzado en nuestros hijos pródigos aún cuando estén atravesando por su propio “Campo de Cerdos”.
Mientras el hijo pródigo estaba deseando comer la comida de los cerdos, el decidió regresar a casa y comenzar a practicar lo que diría; “Me levantare iré a mi padre, y le diré Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros” (Lucas 15:18-19).
El hijo regresó a casa. Pero antes que el pudiera dar su discurso; antes que pudiera contarle a su padre sobre comer con los cerdos; antes que pudiera probar su arrepentimiento o decir NADA, su padre le recibió con regocijo.
Lucas 15:20
“Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.”
Cuando el padre vio que su hijo había regresado, se sentía jubiloso y quería celebrar: “Y traed el becerro gordo…porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado” (Lucas 15:23,24). Este tipo de amor y gozo no puede ser preparado para una ocasión, debe ser construido en la relación mucho antes que se presente un problema – y mantenido aún cuando todo lo demás se esta derrumbando.
La escritura no es clara acerca del tumulto que se creó en la casa cuando el hijo pródigo dejó la casa. No se nos ha dicho nada sobre el dolor del padre, pero les aseguro que el dolor estaba allí. No está claro por cuanto tiempo el hijo estuvo lejos pero YO SE que el padre paso muchos momentos de ansiedad preocupado por su hijo. Y aún así cuando su hijo regresó, había gozo y perdón. Sin condonar las pobres decisiones que su hijo tomó, el padre recibió al hijo y lo amó sin reserva.
Cuando nos volvemos en fe a nuestro Padre Celestial, El nos acepta sin requerir que merezcamos su amor o demostremos que valemos la pena. Quizá nos hemos alejado de El y no estamos seguros de como regresar a Sus brazos amorosos; pero cuando regresamos y Lo buscamos, encontramos que EL está ahí listo para recibirnos en casa.
Jesucristo se sometió a una muerte horrorosa con el propósito de proveernos un camino de restauración. Nosotros quien hemos sido restaurados ahora somos llamados a restaurar a otros de la misma manera; “De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” (Colosenses 3:13). Somos llamados a ser catalizadores de restauración, no una barrera de espinas que tiene que ser saltada. Cuando nuestro pródigo empiece a regresar, esperemos lo mejor, sea lleno de compasión, y recibanlos con verdadero perdón y gozo – aún mientras estén lejos.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios
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