Pablo escribió su primera carta a la iglesia de Corinto para corregir varios problemas. Los corintios necesitaban instrucciones sobre el matrimonio, la libertad Cristiana, adoración, y varios temas que tendieron a causar división. El reprendió a la iglesia por tener altercados acerca de a quien ellos seguían: “porque aún sois carnales…Porque diciendo el uno: Yo ciertamente soy de Pablo; y el otro: Yo soy de Apolos, ¿no sois carnales?” (1 Corintios 3:3,4).
Apolos fue un buen maestro, pero Pablo nos recordó que todos los ministros del Evangelio – todos los predicadores, maestros, parientes, y cualquier otro que desea compartir verdades Bíblicas – son simplemente siervos a través de los cuales Dios cumple su obra. Nos volvemos mundanos y fallamos en vivir de acuerdo al Espíritu de Dios cada vez que nos volvemos seguidores de un ministro específico o nos sentimos responsables por el crecimiento y madurez.
1 Corintios 3:5-6
“¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor. Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.”
¡Debemos ser siempre exclusivos seguidores de Jesucristo! Aún cuando El puede usar a muchos otros para asistir en el proceso, Dios debe recibir TODOS los créditos y la gloria por nuestro crecimiento. De la misma manera, Dios usa a cada uno de nosotros para ASISTIR en el crecimiento de otros. Podemos enseñar la verdad con nuestras palabras y demostrar la verdad con nuestras vidas, pero nunca podemos hacer que alguien acepte la verdad o aún crecer a un mayor entendimiento. Somos instruídos para plantar la semilla de Su Palabra y regarla con discipulado, oración, y ánimo en cada oportunidad; “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros” (2 Corintios 5:20).
Mientras plantamos y regamos, es normal querer ver algún crecimiento. Podemos desear ver florecer de la noche a la mañana, pero Dios está creciendo un poderoso árbol de sombra con profundas raíces y anchas ramas que no se van a romper con el viento – y esta clase de crecimiento toma tiempo. Quizá NUNCA veamos los resultados eternos de nuestro esfuerzo, pero debemos pacientemente continuar plantando y regando, y confiar que Dios hará Su obra; “así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:11).
Cada uno de nosotros conoce a alguien que necesita conocer a nuestro Padre Celestial en una forma más personal. Hay oportunidades para ministrar puestas en nuestro camino cada día. Obedientemente sigamos a Jesucristo siendo bien alimentado, esparciendo la semilla y el riego de Su Palabra sin desanimarnos. Siempre recordemos que somos siervos a través de los cuales El trabaja, pero SIEMPRE recordemos que Dios lo hace crecer!
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios
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