En los últimos dos mensajes, hemos considerado la gloria de Dios. Vimos como ahora somos templo de Dios y debemos “reflejar la gloria del Señor” (2 Corintios 3:18) en el mundo mientras somos transformados a la semejanza de Cristo. Es un gran honor estar en la presencia del Señor y se nos ha dado una gran responsabilidad de reflejar una “siempre-creciente” cantidad de Su gloria.
Pero, ¿que significa esto realmente? ¿Como podemos incrementar la gloria que nuestra vida refleja?
Cuando ponemos nuestra vida en las Manos de Dios a través de la fe en Jesucristo, se nos da Su Espiritu “con el cual fuisteis sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30). Reflejamos Su gloria en la medida que nos sometemos a Su liderazgo y permitimos que los frutos de Su Espíritu sean evidentes en nuestra vida; “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza” (Galatas 5:22-23). Mientras más nos sometemos y permitimos que Sus frutos definan el caracter de nuestra vida, la gloria de Dios brillará!
Notemos que el enfoque de reflejar Su gloria es en sumisión, no en nuestro esfuerzo. Cuando la gloria del Señor llenó el Templo de Salomon, “no podían los sacerdotes estar allí para ministrar” (2 Cronicas 5:14). La gloria de Dios y el trabajo que realizamos con nuestro propio esfuerzo es incompatible.
Hebreos 4:10-11
“Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. Procuremos, pues, entrar en aquel reposo.”
Dios creó los cielos y la tierra en seis días; “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo” (Genesis 2:2). Dios estaba satisfecho con su trabajo y entró en Su descanso por toda la eternidad. El aún está íntimamente involucrado, pero Dios cumple todo desde una posición confiada y calmada de descanso porque El SABE el resultado final.
De la misma forma, no debemos cesar de hacer las cosas que Dios nos llama a hacer, pero debemos cesar de hacer las cosas en nuestras propias fuerzas y por nuestra propia retribución. Dios ciertamente nos mantendrá activos, pero el enfoque de nuestro esfuerzo debe estar en servir y crecer desde una posición de descanso con un verdadero deseo de hacer TODO por el amor a Dios.
Muchos de nosostros estamos intentando andar en Sus caminos en nuestras propias fuerzas, trabajando duro y llevando cargas que por derecho le pertenecen a El. Este no es nuestro llamado! Debemos amarle con todo nuestro corazón y servirle con toda nuestra fuerza. Pero debemos hacerlo a través de una gozosa entrega, diaria sumisión y obediencia. El completará Su obra a Su tiempo y de acuerdo a Sus propósitos. Continuemos reflejando más y más de Su gloria. Acerquémonos a Su presencia y hagamos todo esfuerzo para entrar en Su descanso.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios
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