En su carta a los Filipenses, Pablo les motiva diciendo “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos!” (Filipenses 4:4). Pablo había sido arrestado y mandado a Roma para esperar su juicio. Él ahora pasaba sus días y noches encadenado con un soldado Romano, pero todavía fue capaz de decir, regocijense…siempre! Cuando empezamos a entender verdaderamente el regalo que cambia vidas a través de la fe en el sacrificio de Jesús – cuando de verdad agarramos el concepto de la eternidad, y por fe, creemos que pasaremos toda eternidad en la presencia de Dios – tenemos mas que suficiente razón para regocijarnos, sin importar nuestras circunstancias del momento.
Si somos incapaces de regocijarnos, hemos permitido que nuestros ojos se enfoquen en el presente. Nuestra atención está enfocada en nuestros deseos, metas y ambiciones terrenales, y hemos quitado la vista de las bendiciones de una vida en Cristo. Es eso, o realmente no creemos!
Los versículos que se encuentran inmediatamente después del llamado de Pablo para regocijarse, detallan algunos beneficios reales de una vida alegre.
Filipenses 4:5-7
“Que su amabilidad sea evidente a todos. El Señor está cerca. No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”
Mansedumbre y falta de ansiedad son el resultado de regocijarse en un Salvador resucitado. Si Jesucristo puede levantarse de la muerte y sentarse “a la diestra de Dios” (Hebreos 10:12), entonces ciertamente nuestro Padre Celestial puede encargarse de los problemas de nuestro trabajo, salud, hijos, finanzas y relaciones – así que regocijate! Cuando nos regocijamos por tener derecho a una eternidad en el Cielo y por tener un Señor quien camina a nuestro lado, nuestra ansiedad se desvanece – nuestros sufrimientos vuelven a ser “ligeros y efímeros” (2 Corintios 4:17).
Cuando vivimos una vida llena de regocijo, podemos enfocarnos en las soluciones que Dios puede proveer. Desarrollamos un corazón lleno de gracias – un corazón que presenta todo a Dios en oración y espera con grandes expectativas para Su respuesta. Empezamos a confiar en el plan de Dios para nuestra vida y Su deseo que estemos con El para siempre. El resultado que ciertamente toma tiempo y paciencia es “la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento.”
Estas palabras escritas por Pablo no son ideas incoherentes de un viejo en una cárcel Romana, estas son las promesas verdaderas de Dios! Ellas representan una vida de promesas que todos podemos vivir. Nuestro Padre nos ofrece una vida de mansedumbre, contentamiento y paz; una vida libre de ansiedad y preocupaciones. Pero esta vida solamente puede ocurrir si amamos y confiamos en El con todo nuestro corazón, y si estamos decididos a regocijarnos siempre.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios
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