Pedro escuchó el llamado de Jesús en medio de la tormenta y “descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús” (Mateo 14:29). Pedro conoció la voz de su Señor y supo que si El lo llamaba, el también proveería una manera de seguirlo. Pero Pedro pronto “al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame!!” (Mateo 14:30).
Mateo 14:31-33
“Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: !!Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios.”
Las palabras de Jesús hacia Pedro deben haber parecido un poco severas. Después de todo Pedro estaba de pie sobre las aguas mientras los otros discípulos se mantuvieron en la barca. Pero Pedro necesitaba ser animado en lo que la verdadera fe puede hacer. El claramente necesitaba ver que “para Dios todo es posible” (Mateo 19:26), pero solo si el mantenía sus ojos puestos en Jesús. Dios tenía grandes planes para Pedro – planes que iban a requerir de gran fe – de manera que Jesús ministró las dudas y temores de Pedro encontrándoselo en el agua.
Jesús luego subió al bote con los otros discípulos. En lugar de llamarles la atención por la falta de fe, y decirles como debieron haber salido del bote Jesús simplemente permitió que le alabaran. Estos discípulos habían fallado en comprender quien era El, y ahora simplemente necesitaban tiempo para alabar y amar a Su Señor. Jesús ministró las necesidades de estos discípulos al encontrárselos en la barca.
El apóstol Pablo tuvo un claro entendimiento de las oportunidades de ministrar: “Me he hecho débil a los débiles, para ganar a los débiles; a todos me he hecho de todo, para que de todos modos salve a algunos” (1 Corintios 9:22). Pablo nunca pecó para salvar al pecador, pero el comprendió a donde estaba cada persona en su viaje Espiritual y comenzó su ministerio exactamente en ese punto.
Cada día Dios pone personas en nuestra vida que necesitan ánimo y desesperadamente necesitan dirección hacia un camino que los lleva mas cerca de Dios. Ninguno de nosotros conoce todas las respuestas, y ciertamente no necesitamos forzar todo lo que sabemos a una simple conversación, pero a cada uno de nosotros se nos ha dado una oportunidad para ministrar – una oportunidad que pudiera durar un momento y nunca regresar.
Veamos las necesidades específicas de aquellos que cruzan nuestro camino y estemos preparados para animarlos con la verdad de la Palabra de Dios. Pero mientras hablamos la verdad, ya sea en el agua, en un bote o aún de regreso en la playa, ministrémoslos donde estén cuando los encontremos.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios