En los últimos dos mensajes consideramos como el regalo de la vida eterna es dado a “todo el que reconozca al Hijo y crea en él” (Juan 6:40). Pero también vimos que la creencia es mucho mas que un simple reconocimiento de la existencia de Jesús; “También los demonios lo creen, y tiemblan” (Santiago 2:19). Vida eterna es un regalo dado a aquellos que creen intensamente que Jesús es la única manera de recibir el perdón y que ahora pueden pararse ante un Dios vivo y entrar a un pacto eterno.
El concepto de un pacto fue primeramente introducido por Dios a Noé después del gran diluvio; “Éste es mi pacto con ustedes: Nunca más serán exterminados los seres humanos por un diluvio” (Génesis 9:11). Después de los años, Dios hizo pactos con Abraham (Génesis 15), la nación de Israel a través de Moisés (Éxodo 19), y con David (2 Samuel 7). En cada caso, Dios inició el pacto y claramente estableció los reglamentos.
A través del profeta Jeremías, Dios habló del nuevo pacto que iba a hacer a través de Jesús; “Pondré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo” (Jeremías 31:33). Este nuevo pacto fue diseñado para ser permanente y bajo la protección completa de Dios: “Haré con ellos un pacto eterno: Nunca dejaré de estar con ellos para mostrarles mi favor; pondré mi temor en sus corazones, y así no se apartarán de mí” (Jeremías 32:40). A través del profeta Ezequiel, Dios dio mas indicaciones de como esto sería cumplido.
Ezequiel 36:26-27
“Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo; les quitaré ese corazón de piedra que ahora tienen, y les pondré un corazón de carne. Infundiré mi Espíritu en ustedes, y haré que sigan mis preceptos y obedezcan mis leyes.”
Cuando realmente creemos en Jesús, entramos a un pacto y Dios transforma nuestros corazones con Su Espíritu, “Éste garantiza nuestra herencia” (Efesios 1:14). En ese momento somos “sellados para el día de la redención” (Efesios 4:30). Cuando entramos al pacto salvador, somos comprados con la sangre de Jesús: “Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio” (1 Corintios 6:19-20).
Siempre estamos llamados a perseverar en la fe, pero Dios nos ha prometido que PERSEVERAREMOS; “Él los mantendrá firmes hasta el fin, para que sean irreprochables en el día de nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 1:8). El es el dador y sostenedor de la vida eterna; “Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán” (Juan 10:28).
Hay un debate sobre si este pacto de salvación puede ser algún día quebrado: si realment es verdaderamente eterno. Pero quizás este debate solamente nos distrae de la mayor verdad. Somos llamados a amar a Dios y continuar amandole con todo nuestro corazón. Este llamado es claro! Permanezcamos en Sus brazos amorosos, y confiemos que mientras lo hacemos, estaremos eternamente seguros.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios
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