Dejar Todo y Seguir

Cuando Jesús caminó en la tierra, El llamó a un pequeño grupo de personas selectas para seguirle mientras ministraba. Había algo irresistible en Su llamado – algo que abrió ojos a una nueva realidad y causó un cambio radical.

Lucas 9:23-25
“Dirigiéndose a todos, declaró: –Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo?”

Pedro, Santiago y Juan eran socios en un pequeño negocio de pesca en el Mar de Galilea. Esto era su fuente de ingresos para si mismo igual como para sus familias. Pero cuando oyeron el llamado de ser “pescadores de hombres,” contestaron con seguridad; “Así que llevaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, siguieron a Jesús” (Lucas 5:11).

Mateo (también llamado Leví) era recaudador de impuestos – un Judío puesto por el gobierno Romano para recibir los impuestos de sus hermanos Judíos. Como recaudador de impuestos, Mateo ganó bien; pero dejó atrás su vida de seguridad cuando Jesús le llamó: “Sígueme, le dijo Jesús. Y Leví se levantó, lo dejó todo y lo siguió” (Lucas 5:27-28).

En el Viejo Testamento, Abraham mudó a su familia completa para seguir a Dios y ni siquiera sabía para donde le estaba mandando (Génesis 12:1-5). Moisés, a los ochenta años, dejó una vida apacible de atender los rebaños para seguir el llamado de Dios a confrontar a Faraón (Éxodo 3). Y Eliseo destruyó por completo su viejo estilo de vida cuando le llamó Elías: “Tomó su yunta de bueyes y los sacrificó. Quemando la madera de la yunta, asó la carne y se la dio al pueblo, y ellos comieron. Luego partió para seguir a Elías” (1 Reyes 19:21).

Contestar al llamado de seguir siempre requerirá un cambio; pero es posible que el cambio no sea de ubicación física, profesión, o estatus. El cambio no siempre trae pruebas duras. El Rey Salomón siguió a Dios y era el hombre más rico de la tierra. José siguió a Dios y era el segundo más poderoso en Egipto. Siempre habrá un cambio cuando llevamos nuestra cruz para seguirle, pero el cambio está en nuestro corazón. Es un cambio donde aprendemos “vivir en todas y cada una de las circunstancias, tanto a quedar saciado como a pasar hambre” (Filipenses 4:12). Es un cambio donde dejamos nuestros viejos valores y prioridades, y encontramos contentamiento completo en seguir a Jesús.

De la manera que nos acerquemos a nuestro Padre Celestial, sentiremos Su llamado irresistible. Aprenderemos de la libertad y el poder de estar guiados diariamente por Su Espíritu. E, igual como los Santos de los viejos tiempos, NUNCA nos arrepentiríamos de contestar al llamado a dejar todo y seguir.

Tenga un Dia Centrado en Cristo!

Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios

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