Dios siempre ha tenido aparte a un grupo selecto para llevar Su Palabra y para ayudar a guiar a Su gente. En los tiempos del antiguo testamento Dios designó a los descendientes de Leví para ser sacerdotes. Los sacerdotes debían hacer diferentes sacrificios, dar instrucciones acerca de la Ley de Dios, y ser intermediario entre Dios y el hombre. Este gran privilegio también llevaba una enorme responsabilidad puesto que los sacerdotes dieron cuentas a Dios por mantener Su nivel exigido.
Malaquías sirvió como profeta de Dios aproximadamente 900 años después que el sacerdocio Levítico fue establecido. Los sacerdotes tuvieron una vez una profunda reverencia por Dios – pero ahora han dejado de enseñar la verdad y han perdido toda sentido de su llamado. A través de Malaquías, Dios envió a los sacerdotes una severa reprensión.
Malaquías 2:7-9
“Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos. Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley…vosotros no habéis guardado mis caminos.”
En un sentido esto se dirige directamente a aquellos llamados al liderazgo de la iglesia – aquellos a quienes se les ha dado la responsabilidad de conducir a las congregaciones en el camino de la verdad. Pero también se dirige a aquellos que ahora han creído en Jesucristo y que estan dedicado a seguir Sus caminos. No debemos hacer que otros tropiecen!
Cuando Jesús vino a la tierra se entregó a Si Mismo como sacrificio por nuestros pecados, un nuevo pacto fue establecido. No habría más un selecto grupo de sacerdotes que tenían el acceso a Dios. Ahora, todos los creyentes son “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios” (1 Pedro 2:9).
La primera tarea de un sacerdote era buscar la voluntad de Dios y efectivamente comunicar la verdad de la Palabra de Dios a aquellos a su cuidado. Como miembros del real sacerdocio de Dios, todos tenemos esta misma responsabilidad – este mismo privilegio! Debemos buscar Su voluntad y hablar la verdad a todo aquel que Dios ponga en nuestro camino. No tenemos la opción de ver a otros extraviarse de Dios. Permitiendo a alguien destruir su vida y su íntima relación con Dios a través de una vida de incredulidad y pecado carece de gracia y de amor – es cruel e irresponsable!
Nunca se nos pide cuentas por la responsabilidad de otros, solo por nuestra presentación de la verdad. Debemos ahora volvernos fieles a nuestro llamado. Debemos ser sacerdotes de nuestra familia, en nuestro trabajo, con nuestros amigos, y aún con nuestra iglesia. Debemos buscar diligentemente Su voluntad y no perdernos. Debemos aprender Sus verdades y vivirlas…y hablar Su verdad con un amor compasivo. Demos gracias por la oportunidad de servir y por permitirnos conducir a otros a una relación más cercana con nuestro Padre Celestial. Adorémosle y fielmente aceptemos nuestra privilegiada responsabilidad.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios