La iglesia en Efeso fue establecida por el Apóstol Pablo y se convirtió en una de las iglesias más prominentes en los primeros días del Cristianismo. Pablo ministró en Efeso por tres años (Hechos 19:1-20), y unos años más tarde les escribió una carta especial animándolos e instruyendolos (el libro de Efesios); “Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos” (Efesios 1:15).
Los Efesios estaban haciendo “bien” la mayoría de las cosas. Tenían fuertes programas, una consciencia aguda del pecado, y una ética de trabajo que caracteriza a cualquier iglesia creciente: “Yo {Jesús} conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado” (Apocalipsis 2:2-3).
Jesús reconoció el arduo trabajo de la iglesia de Efeso; y aún así ellos olvidaron que “sólo una cosa es {verdaderamente} necesaria” (Lucas 10:42). Aún cuando ellos mantenían una apariencia de devoción, y pudieron haber cumplido muchos propósitos “del Reino,” Jesús vio que el una vez ardiente amor comenzaba a desvanecerse.
Apocalipsis 2:4
“Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.”
Cuando comprendemos la fealdad del pecado, la sentencia de muerte que nuestro pecado merece, y como Jesús murió para perdonar nuestro pecado y limpiarnos; cuando primeramente abrimos la puerta de nuestro corazón para recibirle, no podemos más que llenarnos de agradecimiento…y amor. Pero tristemente en nuestro intento por “madurar,” a menudo cambiamos nuestro enfoque a “hacer” las cosas y olvidamos el amor que un día nos consumió. Podríamos estudiar más, ocuparnos más, y servir más (lo cual está bien), pero hemos olvidado como simplemente estar quietos y adorarle a Sus pies.
Mientras maduramos en Cristo, nunca debemos dejar atrás nuestra habilidad de amar; “arrepiéntete, y haz las primeras obras” (Apocalipsis 2:5). Padre, perdónanos por levantar barreras que nos impide verdaderamente amar a otros. Perdónanos por ser tan ocupados que dejamos a un lado el íntimo amor a la cual nos ha llamado. Perdónanos por intentar ganar lo que Tu regalas tan libremente. Ayúdanos a siempre recordar lo MAS importante!
Regresemos al lugar de la sencilla devoción – el lugar de la verdadera adoración y el amor todo-consumidor. Siempre habrá oportunidades de expresar nuestra fe en buenas obras y servicio a Dios. Esta no debe ser abandonado! Pero mientras trabajamos duro, resistimos al pecado, y posiblemente soportamos gran penuria, recordemos que lo que Jesús realmente quiere es nuestro corazón. Al final, cuando le veamos cara a cara, El verá hacia adentro de nosotros y nos conocerá por nuestro amor.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios