Un Dios de Conveniencia

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Pablo había sido arrestado y enviado a Cesarea a prueba ante el Gobernador Felix. Durante el juicio él habló de su adoración a Dios y la creencia de Su Palabra. Felix mantuvo a Pablo en prisión, pero a menudo habló con el acerca de la fe.

Hechos 24:24-25
“Algunos días después llegó Félix con su esposa Drusila, que era judía. Mandó llamar a Pablo y lo escuchó hablar acerca de la fe en Cristo Jesús. Al disertar Pablo sobre la justicia, el dominio propio y el juicio venidero, Félix tuvo miedo y le dijo: “¡Basta por ahora! Puedes retirarte. Cuando sea oportuno te mandaré llamar otra vez.”

El Gobernador Felix tuvo la habilidad de escuchar el evangelio del mejor teólogo de todos los tiempos y aún así falló en comportarse según lo que escuchó.

Varios años antes, Herodes arrestó a Juan el Bautista por hablar en contra de su matrimonio (Herodes estaba casado con la esposa de su propio hermano). Aún cuando Herodes quería matar a Juan, el también le temía y lo respetaba porque el era un hombre justo y santo: “Cuando Herodes oía a Juan, se quedaba muy desconcertado, pero lo escuchaba con gusto” (Marcos 6:20). Herodes gustaba de escuchar el mensaje inflexible de arrepentimiento, y aún así fallaba en hacer lo que escuchaba.

Cuando Jesús fue arrestado, Pilato estuvo cara a cara con el Hijo de Dios. El escuchó a Jesús calmadamente proclamar ser el Rey de los Judíos y tener el favor de Dios; “No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba” (Juan 19:11). Pilato escuchó a Jesús, no encontró culpa y trató de liberarlo (Juan 19:12) – pero al final Pilato falló en actuar en la verdad.

La mayoría de nosotros vivimos en una maravillosa libertad religiosa. Tenemos libre acceso a la Palabra de Dios y podemos usualmente encontrar una iglesia local con voluntad para predicar la verdad. ¿Aún así, con cuanta frecuencia fallamos en actuar de acuerdo a lo que recibimos? ¿Con que frecuencia nuestras actividades religiosas se vuelven frías y mecánicas, escasas de un interés real? “El Señor dice: Este pueblo me alaba con la boca y me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí” (Isaías 29:13).

Si nuestra adoración no invade cada área de nuestra vida, entonces Dios no esta en el trono. Debemos confiar en El con TODAS las cosas! Debemos tener pasión por Su Palabra tanto como una inflexible voluntad para actuar. Debemos ansiar Su presencia cada día – no solo en nuestra adoración semanal.

NUNCA pongamos a Dios en un estante o le pidamos que se mantenga “pendiente.” El es el Creador del Universo quién nos ha llamado a una vida de adoración de tiempo completo. Nunca tratemos a nuestro Padre Celestial como un Dios de conveniencia.

Tenga un Dia Centrado en Cristo!

Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios

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