En el mensaje “Dentro de la Tormenta” vimos que a veces Dios nos manda situaciones difíciles para capturar nuestra atención y atraernos a El mismo. Estas tormentas pueden ser utilizadas para enseñarnos verdades básicas o para guiarnos suavemente de regreso a Sus caminos; pero las tormentas también pueden ser utilizadas para efectuar grandes correcciones en nuestro curso o ajustes en nuestro carácter. Cada una es una forma de disciplina. Cada una es dada con Su perfecto amor. Y cada una debe ser vista como una maravillosa oportunidad para crecer.
Hebreos 12:6-7
“Porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo. Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina?”
La disciplina que soportamos durante la tormenta nos enseña realmente quienes somos, realmente quien es Dios, y la importancia de nuestra relación eterna con El. Cuando recibimos el regalo de la Salvación a través de fe en Jesús, somos adoptados como un hijo de Dios; “herederos de Dios y coherederos con Cristo” (Romanos 8:17). Nuestro Padre Celestial nos ama simplemente por que somos Sus hijos, no por lo que hacemos o logramos. El desea nada mas que Sus hijos le digan, “Yo te amo, Papi!” Pero también nos ama lo suficiente para formarnos y moldearnos hasta que somos “transformados según la imagen de su Hijo” (Romanos 8:29).
Todavía ninguno de nosotros ha sido perfeccionado. Todos somos vasos con imperfecciones y muchas orillas ásperas; y el proceso de ser conformado a la imagen de Jesús – el proceso de lijar las orillas ásperas – puede ser muy incomodo: “Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella” (Hebreos 12:11).
Tenemos tanto “Yo” que estorba nuestra relación con Dios, muchos obstáculos que nos retengan de verdaderamente amarle a El y seguirle a El a donde nos dirija. Tenemos que desear una cercanía con Dios sobre todo lo de mas. Tanto, que somos dispuestos a orar: “Padre Celestial, NO contenga Su mano de disciplina de mi vida. Yo someto a Tu proceso de moldear y transformar y te pido que remuevas cualquier obstáculo entre Tu y yo”.
Sus manos de disciplina siempre tienen propósito y son precisas, y administradas con gran amor. Sus manos nunca están afuera de control como tantos manos enojadas en el mundo. Sus manos nos da la bienvenida a Su Reino con gracia y están ahora para guiarnos en un maravilloso viaje. Nuestros valores y metas comenzarán a cambiar en la manera que nos acercamos a Dios y que nos mantengamos nuestros ojos enfocados en Jesús. Pero en el camino, mientras nuestras orillas ásperas están siendo lijadas, tenemos que aprender a someter con gozo a Sus manos amorosas de disciplina.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios