Abre Nuestros Ojos

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El rey de Aram estaba en guerra con Israel; pero cada vez que movía su ejército, el profeta Eliseo informaba a los Israelitas. El rey concluyó que la única manera de ganar la guerra era primeramente deshacerse de Eliseo: “Pues entonces averigüen dónde está ordenó el rey, para que mande a capturarlo” (2 Reyes 6:13).

Cuando el rey averiguó a donde quedaba Eliseo, mandó su ejercito para rodear la ciudad. Cuando despertó el siervo de Eliseo y vio al gran ejercito, tuvo mucho miedo; “¡Ay, mi señor! exclamó el criado. ¿Qué vamos a hacer?” (2 Reyes 6:15). Pero Eliseo le consoló a su siervo y le ayudó a ver la batalla real.

2 Reyes 6:16-17
“Y él respondió: No temas, porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos. Eliseo entonces oró, y dijo: Oh Señor, te ruego que abras sus ojos para que vea. Y el Señor abrió los ojos del criado, y miró, y he aquí que el monte estaba lleno de caballos y carros de fuego alrededor de Eliseo.”

Nuestra percepción falsa es la mayor causa de temor y frustración; de hecho, Yo podría decir con denuedo que es la única causa! Si vivimos sin fe, nuestra percepción esta restringida a lo que vemos con nuestros ojos y escuchamos con nuestro oídos. Con estos sentidos tan limitados, no es sorprendente que tantos vivan en temor – no es sorprendente que tantos lleguen a ser frustrados y desanimados con su vida diaria. Pero en la manera que incrementa nuestra fe y entendimiento de Dios, seremos capaces de confiar en lo que no podemos ver y escuchar físicamente. Podemos vivir en paz, sabiendo que “el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).

Batallas ocurren en y alrededor de nosotros cada día – batallas que nos sobrecargan. Nosotros deseamos seguir el camino de Dios, pero las distracciones y ataques del mundo se sienten persistentes. Necesitamos recordar que Su plan y provisión es siempre perfecto – siempre trabajando hacia el bien. De alguna manera debemos entender que la batalla que vemos con nuestros ojos físicos y analisamos con nuestra mente nunca es la batalla real; “Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne” (Efesios 6:12).

Nuestros esposos, padres, hijos o nuestros compañeros de trabajo no son el enemigo – tampoco es nuestra iglesia, el gobierno, la economía, ni nuestra salud. Estas cosas temporales no son las causas verdaderas de nuestro dolor y nunca deben llegar a ser la fuente de nuestra alegría – las batallas verdaderas siempre son espirituales…y NUNCA estamos solos!

Acerquémonos aún más a Dios hasta que lleguemos a un entendimiento verdadero de cuanto El nos ama – y de cuanto El esta peleando por nosotros; “Porque los que están con nosotros son más que los que están con ellos.” Jesucristo ya ha ganado la última batalla! Ahora tenemos que confiar en El y darle más de nuestro corazón.

Padre Celestial, deseamos verte claramente y con gozo caminar sin temor. Te pedimos que nos sature con Tu presencia…y que abras nuestros ojos!

Tenga un Dia Centrado en Cristo!

Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios

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