Después que Moisés condujo a los Israelitas fuera de la esclavitud Egipcia, ellos fueron guiados por Dios a las orillas de Canaán – la tierra prometida a Abraham. Dios instruyó a Moisés que mandara doce hombres para explorar la tierra; “y observad la tierra cómo es, y el pueblo que la habita, si es fuerte o débil, si poco o numeroso” (Números 13:18).
Los doce “espías” viajaron a través de la longitud completa de Canaán y trajeron su reporte. Todos los doce viajaron el mismo camino, pero Josué y Caleb vieron la tierra y sus habitantes a través de las promesas de Dios: “La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra” (Números 14:7-8). Los otros diez vieron gran peligro y un enemigo que era muy grande para ser derrotado.
Números 13:31-33
“No podremos subir contra aquel pueblo, porque es más fuerte que nosotros. La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.”
La tierra prometida era verdaderamente una tierra donde fluía leche y miel, pero esta era también una tierra con muchos enemigos. Josué y Caleb vieron al mismo enemigo que vieron los otros diez, pero ellos tenían una visión mucho más clara y un mejor entendimiento de Dios. Ellos sabían que Dios estaba de su lado y el tamaño y fuerza del enemigo no importaban – Dios daría la victoria.
A menudo enfrentamos los mismos temores de los otros diez. Dios quiere que entremos en Su tierra prometida, que tomemos posesión, y que residamos allí por el resto de nuestros días; pero a menudo hay enemigos que nos llenan de temor y nos hacen sentir pequeños e insignificantes. Los enemigos pueden venir en forma de adicciones, entretenimientos, finanzas, o nuestras prioridades mundanas. Podríamos aún enfrentar enemigos más tangibles que amenacen con causar un dolor físico o emocional. Todos estos enemigos nos mantienen fuera de la tierra prometida; todos parecen ser enemigos invencibles; pero con Dios de nuestro lado, TODO puede ser superado!
Sin un claro entendimiento de quien somos nosotros en Cristo, cada enemigo parece que se enseñorea de nosotros; “porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:5). Pero cuando ponemos nuestra fe en El y permitimos que El obre a través de nosotros, nuestra postura ante el enemigo es tremendamente fortalecida; “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37).
La tierra prometida de Dios – el contentamiento de Su presencia – esta esperando que nosotros entremos y tomemos posesión. Dios no nos creó para ser temerosos insectos, sino una imagen del Más Alto! Conozcamos al que nos da fuerza y victoria en la batalla. Comprendamos mejor que cuando Dios dirige, somos mucho más que langostas!
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios