Uno de los últimos mandatos que Jesús nos dio fue “vayan y hagan discípulos de todas las naciones” (Mateo 28:19). Hacer un discípulo es la obra completa del Espíritu Santo; pero nos manda a contribuir a este trabajo enseñando a personas a creer en el sacrificio de Jesús por el perdón de nuestros pecados, a entregar con humildad el control de su vida a las manos de El, y a “obedecer todo lo que les he mandado a ustedes” (Mateo 28:20).
La Palabra de Dios contiene una descripción completa de lo que significa creer, someter, y obedecer. Jesús enseñó extensamente acerca de cada uno de estos temas. Pero el mandamiento principal que tendrá el mayor impacto en el mundo que nos rodea es el mandamiento a amar.
Juan 13:34-35
“Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.”
La frase “como Yo los he amado” debe romper nuestros corazones. Aunque no había nada dentro de nosotros que merecía Su amor, Jesús dio Su vida. Y mucho antes que dio Su vida física, El se despojó de la misma esencia de quien El era; “Por el contrario, se rebajó voluntariamente, tomando la naturaleza de siervo y haciéndose semejante a los seres humanos” (Filipenses 2:7). Jesús amó lo suficiente para renunciar a lo que era para aquellos que no eran “dignos de su amor,” y este es el nivel de amor que nos llaman a demostrarnos unos a otros.
Somos llamados a un amor de sacrificio – un amor que da y considera las necesidades de otros en vez de las suyas. Somos llamados a dar nuestro tiempo, nuestras lágrimas, nuestro entendimiento, y aún nuestros recursos materiales cuando es necesario. Somos llamados a amar lo suficiente para regocijarnos cuando otros se regocijan, pero también sentir el dolor cuando otros sufren, y a perdonar simplemente porque Jesús primeramente nos perdonó a nosotros. ¡Somos llamados a amar!
Pero notemos del porque somos llamados a este tipo de amor. Es seguro que nuestro amor es una expresión de gratitud a Dios y parte del proceso de maduración mientras crecemos en la semejanza de Cristo, pero Jesús dice que nuestro amor por otros es una manera segura de decir al mundo que somos seguidores de Cristo. Nuestro amor por otros llega a ser un acto de adoración porque, a través del amor, estamos declarando con valentía que Jesús es el Señor! De la manera que amamos – aún cuando otros no “merecen” nuestro amor – estamos activamente mostrando al mundo el gozo y paz que solamente se encuentra en Jesús.
Este mundo está rebalsando con personas que necesitan amor – personas que han perdido la esperanza, anhelando a alguien que les demuestre interés por su situación. Somos nosotros quienes debemos de mostrar ese interés! Tenemos que alcanzarnos unos a otros con un amor que desafía la sabiduría o inteligencia del mundo. Debemos amar como Jesús nos amó. Este amor será usado para obrar milagros; este amor traerá gloria y honor a nuestro Padre Celestial, y este amor mostrará al mundo que somos verdaderamente Sus discípulos.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios