Enfocados en Jesús

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Yo he sido siempre un poco impulsivo. Fuí uno de los primeros discípulos en seguir a Jesús. Yo ni siquiera sabía quien era El, y cuando El dijo “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19), yo ni siquiera sabía lo que El quería decir, pero dejé mis redes y lo seguí. Después de tres años, tontamente le dije a Jesús “dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte” (Lucas 22:33), pero más tarde esa misma noche negué siquiera conocerlo – tres veces! Y, en el jardín, cuando los soldados vinieron a llevarselo, saqué mi espada “y herí al siervo del sumo sacerdote, y le corte la oreja derecha” (Juan 18:10).

Pero lo más impulsivo que he hecho fue aquella noche en el bote. Las olas eran fuertes y habíamos “remado como veinticinco o treinta estadios” (Juan 6:19), cuando vi a Jesús caminando sobre el agua. Yo le dije que iría si El me llamaba y la próxima cosa que vi fue que estaba saliendo del bote! Y no me hundí!! Yo mantuve mis ojos en Jesús, yo sabía en mi corazón que El era “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16), pero el viento estaba soplando tan fuerte y las olas se mantenían chocando contra mis piernas.

Mateo 14:30
“Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: !!Señor, sálvame!”

Jesús dijo que Pedro comenzó a undirse porque el dudó y tenía poca fe (Mateo 14:31), pero no seamos tan duros con Pedro – recordemos, nadie más ni siquiera salieron del bote! Pedro salió del bote y dio varios pasos sobre el agua!! Pero después perdió su enfoque.

Pedro estaba enmedio de una maravillosa manifestación del poder de Dios y aún así el “vio el viento” o al menos sus efectos. Pedro comenzó a ver la turbulencia del mundo y no a Quien creó el mundo; “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Hebreos 12:2).

Hay tiempos en que claramente vemos la mano de Dios obrando. Nuestros ojos se enfocan en Jesús, Su paz llena nuestra vida, y la fundación abajo de nuestros pies se siente sólida y segura. Sin embargo, es usualmente no mucho antes que el viento comience a soplar, las olas se levantan, y tenemos esa sensación de estar undiendonos. Cuando esto suceda (y esto sucederá) no debemos desesperarnos, porque esto es también parte del maravilloso plan de Dios. Mientras nos estamos undiendo, El nos alcanza con Su mano como una invitación a acercarnos y conocerle mejor – para saber que El siempre estará allí cuando clamemos “Señor, salvame!”

El camino de la fe no puede ser logrado en nuestras propias fuerzas. Con cada paso debemos “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros” (Colosenses 3:5), y “vestíos del Señor Jesucristo” (Romanos 13:14). Cada día debemos quitar nuestros ojos de nuestra propia habilidad y las atracciones del mundo – quitemos nuestros ojos del viento – y comprometámonos a confiar y mantener nuestros ojos enfocados en Jesús.

Tenga un Dia Centrado en Cristo!

Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios

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