Luchemos Valientemente y Confiemos en Dios

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En los últimos dos mensajes hemos considerado la protección que hay disponible para nuestras diarias batallas mientras vestimos toda la armadura de Dios. También vimos como estar apropiadamente vestidos es realmente un proceso de momento a momento al llegar a la presencia de Dios y poner nuestra vida en Sus manos. Es también importante notar que Dios nunca nos dirige a quitarnos las vestiduras. Debemos ponernos Su armadura y mantenerla en todo tiempo. Cuando el enemigo ataca, Su armadura nos protege; pero también somos llamados a luchar con toda la fuerza y habilidad que Dios nos provee.

Durante el tiempo del Rey David, una batalla estaba a punto de ocurrir entre Israel y dos reinos vecinos: “Y saliendo los hijos de Amón, se pusieron en orden de batalla a la entrada de la puerta; pero los sirios de Soba, de Rehob, de Is-tob y de Maaca estaban aparte en el campo” (2 Samuel 10:8). Joab, el comandante de las milicias de David, vio tropas enemigas adelante y atrás de el, de manera que dividió su ejercito – un grupo se quedo con el y el otro grupo se fue con su hermano.

2 Samuel 10:11-12
“A Abisay le ordenó: Si los sirios pueden más que yo, tú vendrás a rescatarme; y si los amonitas pueden más que tú, yo iré a tu rescate. ¡Ánimo! ¡Luchemos con valor por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios! Y que el Señor haga lo que bien le parezca.”

Joab supo que Dios estaba en completo control, pero nunca permitió que su fe fuera una razón para volverse complaciente en la preparación o pasivo en la batalla. Joab usó todo el intelecto y pasada experiencia – todas las armas que Dios ha provisto – para realizar un plan. Después animó a su gente a luchar con valentia y con toda su habilidad. Joab, sabia que el daría cuenta por el uso que haría de todo lo que Dios le había dado, pero el también sabia que la verdadera batalla le pertenecía a Dios.

Notemos que Joab nunca dijo que Dios garantizaría la victoria en esta batalla en particular. Confiar en Dios con todo nuestro corazón significa conocer con certeza el resultado final será bueno ante los ojos de Dios – sin importar si la batalla inmediata se gana o se pierde.

En muchas ocasiones nuestro caminar Cristiano se vuelve un campo de batalla. Enfrentamos batallas espirituales de duda, temor, y ansiedad – muchos de nosotros también enfrentamos muy dolorosas batallas físicas y emocionales. Y aún, Dios permanece en control. Dios nos ha dado a todos diversos dones; y, cuando el nos dirige, no debemos tener reparo para poner valientemente en juego y utilizar a su maxima potencial aquellos dones. Debemos “luchar” con toda la perseverancia que podemos – pero también debemos rendir completamente el resultado a Dios.

La verdadera victoria viene mientras vemos mas allá que las victorias o los fracasos como se ven con nuestros propios ojos y confiamos que Dios ha obrado para bien en todas nuestras batallas. Estemos de pie frente al enemigo y confiemos que Dios hará “lo que es bueno ante Sus ojos.” Mientras entramos a la batalla hoy, luchemos valientemente y confiemos en Dios.

Tenga un Dia Centrado en Cristo!

Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios

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