En Quien Confiamos

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Ezequías se convirtió en rey de Judá pronto después que las tribus del norte de Israel habían sido tomadas por los Asirios. Judá estaba ahora siendo amenazado por el mismo ejército Asirio. Ezequías era joven y tenía un fuerte deseo de hacer lo bueno ante los ojos de Dios, pero su fe estaba siendo probada en gran manera.

Viendo que su reino pronto sería atacado, Ezequías buscó ayuda a través de una alianza con Egipto. Aún cuando esta alianza no estaba errada en si misma, la acción fue tomada por el temor y sin consultar a Dios. Esta acción no solo era una tontería sino que era un pecado!

Isaías 31:1
“Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos, y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel, ni buscan a Jehová.”

Ezequías cometió el mismo error tan común entre los creyentes ahora. Decimos que creemos que la Palabra de Dios es verdad, pero fallamos en confiar en El con las pruebas verdaderas de nuestra vida. Fue más fácil para Ezequías poner su confianza en lo que podía ver, que en la Mano de Dios en la cual “creía,” pero se mantenía invisible.

Cuando los Asirios actualmente atacaron a Jerusalen, la fe de Ezequías había crecido de gran manera. Mientras habló con sus soldados, Ezequías demostró confianza completa en Dios.

2 Crónicas 32:7-8
“No temáis, ni tengáis miedo del rey de Asiria, ni de toda la multitud que con él viene; porque más hay con nosotros que con él. Con él está el brazo de carne, mas con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas.”

¿Hacia donde nos volvemos cuando el enemigo nos amenaza? Si nuestra fe esta restringida al interior de las paredes de la iglesia el domingo en la mañana, definitivamente no estamos preparados. Debemos aprender a caminar en la presencia de Dios durante todo nuestro día, para SABER que Dios esta con nosotros.

Cuando confiamos en El y lo amamos con TODO nuestro corazón, comenzamos a caminar en victoria no importando cual sea el resultado físico de una batalla en particular. Dios ciertamente podría dirigirnos a protegernos o evitar un conflicto; pero con nuestros ojos firmemente puestos en Jesús, debemos comprender que la guerra verdadera ya fue ganada. Esto simplemente vale la pena repetirlo: sin importar el resultado en cada una de la muchas batallas de la vida, el final del Libro ya fue escrito…Jesús gana! Cuando somos atacados, pongamos sustancia a nuestra fe y permitamos que nuestras vidas demuestren en Quien confiamos!

Tenga un Dia Centrado en Cristo!

Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios

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