La declinación Espiritual de la gente escogida de Dios en el Antiguo Testamento contiene algunos de los más tristes pasajes de todas las Escrituras. Dios amaba mucho a los hijos de Israel, pero ellos continuamente lo rechazaban y le voltearon la espalda.
Dios designó al Rey David para unir la nación de Israel y enfocar su adoración en el Único Dios Verdadero. David hizo planes para la construcción de un templo y el Rey Salomón lo construyó unos años más tarde. Pero hacia el final del reinado de Salomón, “su corazón no era perfecto con Jehová su Dios” (1 Reyes 11:4). La declinación Espiritual comenzó con el líder y luego fluyó hacia la gente.
Cuando Salomón murió, la nación de Israel se dividió y el reino del norte inmediatamente comenzó a pervertir su adoración: “Hizo el rey dos becerros de oro, y dijo al pueblo: Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses” (1 Reyes 12:28). Después de casi 200 años de continua desobediencia, el reino del norte endureció su corazón de manera que el arrepentimiento ya no era posible; “No les permiten sus malas obras volverse a su Dios” (Oseas 5:4). Dios se mantiene listo, con voluntad y deseoso de perdonar todo pecado; pero la continua desobediencia quita nuestro deseo de acercarnos a El y buscar Su perdón. Después de todos estos años de falsa adoración, la gente experimentarán ahora la ira de Dios.
Oseas 8:7
“Porque sembraron viento, y torbellino segarán.”
La gente de Israel plantó semillas malvadas en sus vidas y en las vidas de sus familias por muchos años – ahora ha llegado el tiempo de la cosecha, de la destrucción que ellos plantaron. Pronto Después que Oseas dijo estas palabras de Dios, el ejército Asirio capturó y destruyó el reino del norte.
Dios demostró Su amor por nosotros mucho antes que nosotros lo amaramos a El; “cuando eramos aún pecadores, el murió por nosotros” (Romanos 5:8). Este acto de amor fue completamente incondicional puesto que nosotros no hicimos absolutamente nada para merecer este regalo. Pero si no recibimos Su amor, a través de la fe en el sacrificio de Jesús, y permitir el Espíritu Santo comenzar a transformarnos desde adentro, también nosotros un día sentiremos su ira.
El viento de la incredulidad y la falta de confianza, falsa adoración y un corazón frío, un día producirá un eterno torbellino que no podremos parar. Y el viento del pecado abierto en las vidas de nuestros lideres Espirituales, o una vida Espiritual comprometedor en las vidas de padres, amenaza con llevarse a muchas generaciones por el camino de la destrucción.
Plantemos y alimentemos semillas de verdad y amor que prosperaran en Su presencia para toda la eternidad. Confiemos en El con una fe que camina hacia lo desconocido sin temor porque sabemos que El está de nuestro lado. Decidamos de una vez y para siempre vivir una vida inflexible que le de honor y honra a Dios, y en el día de la cosecha entremos gozosamente en Su abrazo sin cosechar el torbellino.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios
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