Escuchemos Mientras Escalamos

En el mensaje “La Montaña de Fe” se nos animó a creer con una fe lo suficientemente segura para rendir TODO a nuestro Señor y Salvador. Vimos un ejemplo de esta fe en la vida de Abraham de como le fue dado un hijo y después se le dijo que lo rindiera como un sacrificio; “Toma a tu hijo, el único que tienes y al que tanto amas, y ve a la región de Moria. Una vez allí, ofrécelo como holocausto en el monte que yo te indicaré” (Génesis 22:2).

Sin ningún debate o ni siquiera duda aparente, Abraham salió con Isaac y un fajo de leña y comenzó obedientemente a subir la montaña de fe. ¿Que cualidad especial tuvo Abraham que le permitió hacer tan grande escala? Solo una! El le creyó a Dios; “Abram creyó al Señor, y el Señor lo reconoció a él como justo”(Génesis 15:6). Claramente, creer está atado directamente a confiar y obedecer. Abraham creyó que EL Señor tenía un propósito para darle semejante orden y el inmediatamente obedeció.

Muchos de nosotros estamos anhelando una clara dirección de parte de Dios. No obstante estamos orando probablemente que Su dirección no requiera el sacrificio de Abraham. Estamos listos para seguir pero estamos en un modo de espera. Esperando puede ser muy frustrante y algunas veces causa acelerar el tiempo de Dios. Pero debemos continuar pacientemente buscando al Señor, confiar que hay un propósito en la espera, continuar creciendo y madurando, y ser obedientes a las cosas que Dios ya nos dijo que hiciéramos. Su dirección va a venir – y cuando venga, debemos estar preparados para seguir.

Hay una parte madura de la escala de Abraham que con frecuencia pasamos por alto. Quizás si Isaac hubiera nacido diez años antes, Abraham no hubiera sido lo suficientemente maduro para hacer semejante escala. Ven, Abraham aprendió a SIEMPRE mantener sus ojos en el Señor – SIEMPRE escuchar Su dirección – aún cuando su dirección apareció clara.

Génesis 22:9-11
“Abraham construyó un altar y preparó la leña. Después ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo, pero en ese momento el ángel del Señor le gritó desde el cielo:¡Abraham! ¡Abraham! Aquí estoy respondió.”

¿Que hubiera pasado si Abraham hubiera estado tan enfocado en “la misión” que falló en escuchar la voz del Señor? Abraham estaba siendo obediente al llamado de Dios; pero en el punto de obediencia absoluta, Dios cambió de dirección; “No pongas tu mano sobre el muchacho” (Génesis 22:12).

El llamado de Dios no es un evento de una sola vez – es una continua relación de amor de momento a momento. Nunca se nos envía a una misión lejos de la presencia de Dios. Somos llamados a seguir, haciendo el viaje mano a mano y paso a paso. Continuemos creciendo mas cerca de nuestro Padre Celestial. Confiemos más en El, amemosle mas, y siempre, siempre, siempre, escuchemos mientras escalamos.

Tenga un Dia Centrado en Cristo!

Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios

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