La Protección de Su Armadura

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En el mensaje “Vestidos Para la Batalla” consideramos como todos enfrentamos un enemigo quien busca enredarnos en la batalla todos los días. Los ataques son engañosos pero extremadamente metódicos en la manera que intenta empujar, jalar y desviarnos del camino que sigue a Cristo. Después vimos como nuestra mejor defensa contra tales ataques es estar apropiadamente vestidos, poniendonos la armadura completa de Dios; “para que podáis resistir en el día malo y, habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:13).

La siguiente pregunta natural es, “¿Como me pongo la armadura de Dios?” Aunque podríamos reconocer la utilidad de la armadura de Dios, nunca nos propocionará un bien si no sabemos actualmente como ponerla.

Salmo 27:8
“El corazón me dice: ¡Busca su rostro! Y yo, Señor, tu rostro busco.”

La armadura de Dios solamente está disponible para aquellos que diligentemente “Buscan Su rostro!”; a aquellos que le han dado la totalidad de su vida a través de una fe sumisa en Jesucristo. La armadura de Dios no es una formula de auto-ayuda para mantenernos protegidos, enfocados, y motivados mientras avanzamos por la “escalera del éxito” en el sistema del mundo. Es una cobertura de la protección que Dios provee cuando entramos en Su presencia y nos acordamos de Su verdad, fidelidad, y majestad.

Vistiendonos para la batalla nunca es entonces una lista de haceres o una rutina de oraciones preparadas. Recibimos Su armadura – en efecto, El nos viste – de la manera que nos humillamos nosotros mismos y llegamos ante El en oración con un corazón que desea seguirle dondequiera que nos dirige. Nuestro Padre Celestial nunca permitirá que entremos a nuestras batallas diarias sin la protección adecuada si somos diligentes en buscarle a El; “Los leoncillos se debilitan y tienen hambre, pero a los que buscan al Señor nada les falta” (Salmos 34:10).

¿Con que frecuencia debemos buscarle a El? ¿Bueno, con que frecuencia queremos ser atacados mientras estamos desnudos? Vestirse no es un evento único de Salvación ni es un primer evento de la mañana. Tenemos que ponernos Su armadura y mantenerla puesta durante todo el día, desarrollando una actitud de constante comunión con Dios; “Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:16-18). Su protección contra el enemigo viene solamente cuando estamos morando en Su presencia.

Seguramente vendrán los ataques; pero no hay que temerles si estamos adecuadamente vestidos. Aprendamos a caminar y ministrar en este mundo sin salirnos de la presencia del Señor. Busquemosle a El en todo lo que hacemos y vivamos con la protección de Su armadura.

Tenga un Dia Centrado en Cristo!

Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios

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