Nuestra nueva vida comienza con la fe en Jesús por el perdón de nuestros pecados. Cuando “nacemos de nuevo”, pasamos de muerte eterna a vida eterna; “El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). El pecado causó nuestra condenación y requiere nuestra muerte; pero Jesús tomó nuestros pecados y recibió el castigo del pecado. Cuando nos identificamos con Cristo, también nos identificamos con Su muerte; “¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte?” (Romanos 6:3).
La verdadera salvación requiere que seamos “bautizados en Cristo,” que completamente nos identifiquemos con Su vida y el sacrificio en la cruz. El fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y ha crucificado la vieja naturaleza pecaminosa de aquellos que han creído; “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).
La vieja naturaleza ha sido crucificada – está muerta! Sin darnos cuenta, a menudo tratamos de traer de nuevo esa cómoda vieja naturaleza; y a pesar que está muerta, a menudo está en guerra con las cosas del Espíritu, pero esa vieja naturaleza nunca más podrá controlar nuestra vida – ya no puede ganar!
Este entendimiento traerá a nuestra vida una gloriosa victoria y libertad. La vida que vivimos en este cuerpo no es nuestra, nosotros hemos muerto con Cristo; “el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14). Y si ya estamos muertos, este mundo no nos puede dañar y no debe darnos temor. El propósito de ser crucificado con Cristo es para que también podamos ser resucitado con El y vivir una vida resucitada.
Romanos 6:4-5
“Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.”
No hemos sido crucificado solamente para esperar que nos llamen a Casa y que nos quiten de este mundo. La nueva vida que hemos recibido nos debe liberar – liberarnos de las atracciones de este mundo, liberarnos de las definiciones del mundo de éxito y fracaso, liberarnos de la preocupación de lo que los demás opinan de nuestra vida, y nos debe liberar para vivir cada día para la Gloria de Dios.
Nuestra vida debe ser un testigo del poder del evangelio! Si el mensaje del evangelio reside en nuestro corazón, hemos sido empoderado para cambiar la forma en que vivimos hoy! Nos hemos muerto al poder del pecado y hechos vivos en la libertad y alegría de Cristo. Demostremos el poder del evangelio viviendo una vida que es crucificada y resucitada.
Tenga un Dia Centrado en Cristo!
Steve Troxel
Ministerios La Palabra Diaria de Dios